Jerusalén. Miles de israelíes, entre ellos numerosos familiares de rehenes secuestrados en Gaza, volvieron a exigir el martes en Jerusalén la renuncia del primer ministro ultranacionalista Benjamin Netanyahu, a quien acusan de haber "traicionado" la confianza popular.
"Usted está en campaña contra mí, contra las familias de los rehenes, se ha puesto en contra de nosotros. Usted nos llama 'traidores' cuando usted es el traidor, un traidor a su pueblo, a sus electores, al Estado de Israel", proclamó micrófono en mano una de las manifestantes, Einav Zangauker.
Su hijo, Matan, es uno de los rehenes en manos de Hamas desde la letal incursión de milicianos islamistas en el sur de Israel, el 7 de octubre, que desencadenó la guerra en la Franja de Gaza.
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"Usted tiene la responsabilidad del 7 de octubre de todas las formas posibles, usted es un obstáculo a un acuerdo sobre los rehenes, usted no nos deja opción, tiene que irse. Y nosotros seguiremos persiguiéndolo y usted no tendrá días ni noches mientras mi hijo Matan no tenga días ni noches", prosigue la oradora, en esta cuarta protesta desde el sábado frente a la Knesset, el parlamento israelí.
Algunos manifestantes lograron pasar las barricadas instaladas por la policía y se acercaron a la residencia de Netanyahu, en Azza Street, en el barrio de Rehavia. Hubo choques entre manifestantes y policías.
De acuerdo con el diario Haaretz, durante la protesta policías a caballo intentaron evitar el paso de manifestantes y dispersaron con violencia a algunos de ellos, entre los que se encontraba Ayala Metzger, nuera de Yoram Metzger, cautivo en Gaza.
La policía arrastró por la fuerza a Metzger tras permitirle atravesar algunos de los bloqueos. En un mensaje a Netanyahu, la israelí dijo: "Hemos confiado en ti durante medio año y no ha pasado nada, tienes tiempo pero a los rehenes se les ha acabado el tiempo", indicó Haaretz.
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El exprimer ministro laborista Ehud Barak llamó en el acto a celebrar "elecciones ya", una posibilidad que Netanyahu, quien durante mucho tiempo se presentó como el único dirigente capaz de garantizar la seguridad de Israel, descarta hasta ahora de plano.
Actualmente, el jefe de gobierno, sometido a fuerte presión internacional, proclama su intención de llevar a cabo una operación terrestre en Rafah, en el sur de Gaza, en su implacable campaña para derrotar al movimiento islamista Hamas, cuya letal incursión el Israel el 7 de octubre desencadenó la guerra.
Barak consideró que Israel no puede esperar el cumplimiento de esos objetivos antes de la convocatoria a elecciones.
"La entrada en Rafah se producirá dentro de unas semanas, pero la eliminación de Hamás dentro de algunos meses y hasta entonces todos los rehenes volverán en ataúdes", declaró.
Consideró además que "Hamas puede ser aplastado incluso si la liberación de los rehenes implica un cese el fuego".
La guerra estalló el 7 de octubre cuando los milicianos islamistas mataron a 1.160 personas, la mayoría civiles, en el sur de Israel, según un recuento con base a datos israelíes.
Los comandos también tomaron unos 250 rehenes. Alrededor de 130 continúan en Gaza, de los que 34 habrían fallecido, según Israel.
En represalia, Israel lanzó una ofensiva para "aniquilar" a Hamas, que ha provocado hasta ahora 32.916 muertos, en su gran mayoría civiles, según el último balance del Ministerio de Salud del gobierno de Hamas en Gaza.