Álvaro y Diego, una pareja que contrajo matrimonio civil en un juzgado en Madrid, la capital española, querían celebrar su unión de una manera especial. Eligieron para ello la finca El Campillo. El festejo se trasladó a la ermita (capilla) del lugar. La decisión desató un gran escándalo y sacerdotes ultraconservadores lo calificaron de "acto de exaltación sodomítica".
Videos muestran la celebración de la boda en El Campillo, un espacio que desde 1986, tras una remodelación, comenzó a ofrecerse para eventos privados. Álvaro y Diego lo contrataron. No se realizó la boda allí, ni hubo curas celebrando; tampoco se simuló en momento alguno una ceremonia matrimonial, según los presentes. Sólo fue una fiesta posboda. Uno de los videos muestra a los novios salir del recinto con la canción I’m yours, de Jason M’raz y lo difundieron superponiendo un tema de Hakuna.
Las reacciones no se hicieron esperar. "Me pasan este clip, que es público en Instagram. Un acto de exaltación sodomítica acontecido en la ermita de una finca privada de bodas en Madrid. Si son católicos y los invitan a irreverencias semejantes, no sean cómplices de un pecado mortal. Recemos por su conversión", escribió el padre Juan Manuel Góngora en su cuenta de X.
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Ante la presión, la Archidiócesis de Madrid se manifestó. "El Arzobispado de Madrid no fue informado ni consultado sobre la posibilidad de realizar dicha celebración, siendo un acto unilateral de la finca que tendrá efectos canónicos al respecto", comunicó en su sitio oficial.
“En ningún caso está permitido realizar un matrimonio civil dentro de un recinto religioso”, indicó, añadiendo que “las ermitas familiares solo pueden ser usadas para el fin que la Iglesia les concede. No pueden ser lugar de celebraciones públicas religiosas, salvo autorización expresa del obispado. Tampoco pueden ser objeto de finalidades comerciales ni lugares de celebraciones civiles de ningún tipo”.
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Acotó que "en su momento fueron concebidas únicamente para uso privado devocional de la familia propietarios de la misma y en ningún caso para ser ofrecidas como un servicio opcional lucrativo de una empresa dedicada a la organización de eventos sociales”.
Asistentes al festejo defienden que no hubo boda ni acto religioso alguno en la ermita. “Lo único que pasó fue que se invitó a los amigos de la pareja a rezar por ellos”, dijeron, añadiendo que el rezo se realizó porque “ambos son religiosos”. Admitieron que en el festejo hubo tres sacerdotes y un religioso, amigos de la familia, que asistieron en calidad exclusivamente de invitados. Incluso, según algunos de los asistentes, se decidió tapar el altar mayor con un panel verde, para evitar malos entendidos.
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