La catedral de Notre Dame de París desveló este viernes su nuevo “resplandor” al mundo, cinco años después de un devastador incendio, durante una visita del presidente francés, Emmanuel Macron, ocho días antes de su reapertura, mientras el mandatario declaró: “convirtieron el carbón en arte".
A la espera de que turistas de todo el mundo recorran de nuevo la nave de esta obra maestra del arte gótico, televisiones francesas e internacionales retransmitieron la visita de Macron, desvelando así el interior restaurado.
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“Es sublime”, aseguró el mandatario al descubrir la catedral, que consideró como “mucho más acogedora” tras la limpieza de la suciedad acumulada durante décadas en sus piedras.
“La conmoción de la reapertura será, yo creo, tan fuerte como la del incendio, pero será una conmoción de esperanza”, señaló el jefe de Estado en un discurso pronunciado en el interior del templo.
Macron no dejó de resaltar que, cuando se produjo el incendio el 15 de abril de 2019, reabrir en 2024 parecía una meta imposible. Pero gracias a la suma de las voluntades, el esfuerzo y el entusiasmo de todos los implicados se logró cerrar esta “herida nacional” en el plazo marcado.
“En abril de 2019 -rememoró- decidimos que iba a durar 5 años. Es verdad que al principio nos dijeron mucho que no sería posible, que era una locura, que era arbitrario (...) Lo habéis hecho. Habéis logrado algo que parecía imposible”.
Notre Dame pertenece a los creyentes pero también a toda Francia y al mundo entero, dijo, y es “más grande que nosotros”. Así lo demuestra a su juicio la ola de solidaridad mundial que siguió al incendio y se materializó en 340 mil mecenas de medio centenar de países.
Visiblemente emocionado, tuvo un especial recuerdo para el general Jean-Louis Georgelin, que estuvo a cargo del proyecto de la reconstrucción hasta su muerte accidental en agosto de 2023. “Creo que habría estado orgulloso y feliz”, aseguró.
Tampoco dejó de resaltar la acción de los bomberos de París, que dieron un ejemplo de “coraje, grandeza y sacrificio” para preservar el templo gótico de la destrucción total por las llamas. Fueron, según el presidente, los primeros en empezar a reconstruir Notre Dame desde aquel mismo día.
El público deberá esperar todavía poco más de una semana para acceder al templo. Las ceremonias religiosas y laicas de reapertura están previstas el próximo 7 y 8 de diciembre, antes de que las puertas se abran al mundo.
Francia invitó a numerosos dirigentes extranjeros, aunque todavía se desconoce quién asistirá. El papa Francisco ya anunció por su parte que no estará presente.
La presidencia francesa no había ahorrado en calificativos para presentar la visita de este viernes: “resplandor”, “fascinación”, vista “impactante”, “fuegos artificiales de colores”, etc.
Y prometió un espectáculo sobrecogedor y un contraste sorprendente con la “bóveda abierta”, la “basura carbonizada” y el olor “insoportable” que Macron descubrió la noche del incendio, el 15 de abril de 2019.
Las llamas arrasaron el tejado y el armazón de la catedral, uno de los monumentos más visitados de Europa. Su icónica aguja, construida por Viollet-le-Duc en el siglo XIX, se derrumbó y se reconstruyó de forma idéntica.
Las imágenes del incendio, cuyas causas todavía no se han identificado, dieron la vuelta al mundo. Macron se comprometió a reabrir el edificio en un plazo de cinco años, lo que suscitó cierto escepticismo en su momento.
Ahora presenta su reapertura como el colofón de un año de “orgullo francés”, tras el éxito de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de París-2024, y en un momento en el que el mandatario está debilitado políticamente.
La visita permitió descubrir desde la explanada hasta la estructura del tejado, pasando por la nave, el crucero o alguna de sus capillas, y mostrar los principales logros de este titánico proyecto.
“Ustedes ven la catedral como nunca la han visto”, “cinco años después de la visión de la desolación”, aseguró Philippe Jost, responsable de la restauración, durante la visita.
“Recuerdo como si fuera ayer que la Piedad fue la única que emergía” entre los escombros, le respondió el presidente, acompañado de su esposa, Brigitte Macron, y del arzobispo de París, Laurent Ulrich.
Las 2 mil personas que contribuyeron a la restauración fueron invitadas a esta visita, de las cuales unas mil 300 estuvieron presentes.
“Esta última visita a las obras es la ocasión de darles las gracias” a quienes trabajaron en ellas, desde carpinteros a canteros, pasando por arquitectos y arqueólogos, entre otros, avanzó Macron.
El presidente también homenajeará a los mecenas, ya que el proyecto ha costado unos 700 millones de euros (unos 740 millones de dólares al cambio actual) y se ha financiado exclusivamente con donaciones.
mcc