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Apolo y Artemisa, las deidades que le dieron sus nombres a las misiones a la Luna, eran los arqueros divinos de la mitología griega.
Venerados con igual fervor, eran similares en ciertos aspectos pero también opuestos: Apolo representaba el Sol y el día, mientras que el dominio de Artemisa era la noche y todo lo tocado por la luz de la Luna.
Dos caras de la misma moneda, inseparables pero distintos. Uno sin el otro era inconcebible.
Algo parecido se podría decir de esas misiones espaciales: ambos son programas de exploración lunar y hasta la apariencia del cohete es semejante.
Pero el tiempo no pasa en vano y, cuando se trata de la ciencia, tiende a mejorarla.
El cohete SLS (por las siglas en inglés para Sistema de lanzamiento espacial), que millones de personas vieron despegar este 16 de noviembre, "es el más poderoso jamás construido", resaltó Jim Free, administrador asociado de la NASA para el desarrollo de sistemas de exploración.
"Tiene 8,8 millones de libras (39 millones de newtons) de empuje".
Para los que tales medidas nos confunden, la NASA explicó que su empuje es equivalente al de unas 25 mil locomotoras funcionando a la vez.
Con eso, el SLS es 15% más poderoso que el legendario Saturn V, que hasta ahora retenía el récord del cohete más potente jamás lanzado con éxito.
Y aunque Orion, la nueva nave espacial de exploración tripulada de la NASA, pueda parecer una versión más grande de la de Apolo, su tecnología está en otro nivel.
La computadora opera 20.000 veces más rápido con 128.000 veces más memoria que las utilizadas en las misiones Apolo.
Con ella, se intentará instalar la primera red de comunicaciones lunares, llamada LunaNet, similar a internet pero además con capacidades de navegación.
Además, la NASA, la CSA (Agencia Espacial Canadiense), la JAXA (Agencia de Exploración Aeroespacial de Japón), la ESA (Agencia Espacial Europea) y asociaciones comerciales, planean establecer Gateway, una pequeña estación espacial que orbite la Luna en el espacio profundo para facilitar más excursiones y una eventual base lunar.
Esa abundancia de siglas nos lleva a otra gran diferencia entre las misiones.
De ayer a hoy
En la década de 1960, el programa Apolo fue principalmente parte de una carrera por el poder de la Guerra Fría entre Estados Unidos y la Unión Soviética.
Aunque algunas de las tensiones geopolíticas se mantienen, la exploración espacial ya no está tan íntimamente ligada a ellas.
Ahora, "no se trata de banderas y huellas", le aseguró Thomas Zurbuchen, administrador asociado de ciencia de la NASA, a Sue Nelson de BBC Future.
"Se trata de instaurar una presencia sostenible en la Luna y establecer los cimientos para una base lunar y futuras misiones a Marte".
50 años después de la última vez que los hombres pisaran en el más grande de nuestros satélites, el ambicioso esfuerzo de la NASA involucra agencias espaciales, empresas comerciales e industrias de todo el mundo.
"Estamos explorando la Luna de nuevo y estamos explorando juntos", subrayó Free.
Y eso no es todo...
NASA prometió que las misiones Artemis harán algo que las de Apolo nunca hicieron: poner a mujeres y personas de color en la Luna.
Por el momento, la primera mujer directora de lanzamiento de esa agencia espacial, Charlie Blackwell-Thompson, supervisó la cuenta regresiva y el despegue de Artemis I.
Más lejos y más desafiante
Mientras se cumple esa promesa, en este viaje de 37 días habrá una serie de primicias importantes.
"Vamos a llevar el primer vehículo humano más lejos que cualquiera antes", le dijo Free a BBC Future.
"Y vamos a recorrer 64 mil km más allá de la Luna con la cápsula de Orión".
Cuando Orion logre eso, estará a unos 450.600 km de la Tierra, rompiendo un récord que anteriormente tenía la tripulación del Apolo 13 en 1970.
El programa Artemis, asimismo, planea llevar a cuatro personas a la superficie de la Luna por 30 días.
Esa es una mejora considerable.
A lo largo de todos los alunizajes, el tiempo más largo que los astronautas pasaron en la superficie fue de poco más de tres días, durante el Apolo 17 en 1972.
Por otro lado, los sitios de alunizaje de Artemis también presentarán algo nuevo, "más desafiante", según Zurbuchen, "y mucho más interesante".
"Apolo fue a las regiones ecuatoriales de la Luna", recordó Free.
"Artemis irá al Polo Sur, para buscar los recursos que hemos visto mediante observaciones de naves espaciales científicas.
"Creemos que allí hay una gran cantidad de hielo de agua que, por supuesto, podemos usar para mantener el tripulación e incluso para separarla en hidrógeno y oxígeno y crear combustible y energía".
Hablando de ciencia...
El foco de las misiones también ha cambiado.
Aunque la exploración científica era parte importante de las expediciones de 1960 y 1970, ahora lo es aún más: es el centro de la estrategia.
Como dijo Zurbuchen: "En Apolo, la ciencia fue la guinda del pastel. En Artemis, la ciencia es el pastel".
Durante su misión, además de efectuar varios tests para futuros vuelos espaciales, Artemis I lanzará 10 pequeños satélites científicos o cubesats.
Uno, BioSentinel, es del tamaño de una caja de zapatos y será el primer experimento de biología de larga duración en el espacio profundo.
BioSentinel contiene levadura porque las células de estos microorganismos tienen mecanismos similares a las células humanas y permitirán examinar cómo la radiación del espacio profundo afecta el ADN, proporcionando una mejor comprensión de los riesgos que los astronautas.
Como Artemis I es un vuelo de prueba, la tripulación de la nave espacial Orion consiste en dos torsos de maniquís de tamaño humano, con sensores para medir los riesgos potenciales de la tripulación (real) de Artemis II y las demás, así como un prototipo de chaleco de protección contra la radiación de la ISA (Agencia Espacial de Israel) y el DLR (Centro Aeroespacial Alemán).
A su regreso a la Tierra el 11 de diciembre, Artemis I también probará el escudo térmico de la nave espacial Orion para garantizar que pueda soportar temperaturas de hasta 2.760 °C (5.000 °F) en el reingreso, vital para proteger a los cuatro astronautas que estarán a bordo de Artemis II cuando se lance en mayo de 2024.
Artemis II orbitará pero no aterrizará en la Luna. Eso lo hará Artemis III, tentativamente en 2025, dependiendo de qué ocurra en los dos vuelos anteriores.
Así que, como los gemelos divinos que resplandecen en el panteón de los dioses olímpicos, él con la luz del Sol y ella, con la de la Luna, las misiones de Apolo y Artemis tienen su brillo propio.
El gran hito de Apolo es indeleble. Pero Artemis promete ser mucho más que una mera repetición.
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