San José.- “Se me eriza la piel al recordar ese momento”, confesó ayer la exprisionera política venezolana Lizbeth Añez, al recordar que hoy hace un año se ubicó en primera fila y a unos dos metros hacia abajo del opositor Juan Guaidó, frente a una tarima colocada en un tramo de la avenida Francisco de Miranda, en el este de Caracas, y atestiguó un instante estelar en la historia de Venezuela del siglo XXI.
“Todos llorábamos de la emoción”, rememoró Añez, de 53 años, divorciada, con dos hijos, caraqueña y férrea opositora que estuvo presa 116 días en 2017 en El Helicoide, temida cárcel capitalina, acusada de traición a la patria y de rebelión militar y procesada en un tribunal castrense.
En una capital marcada por la represión oficialista a la oposición, Guaidó ascendió a la tribuna, se paró ante una multitud y a las 13:45 horas proclamó: “Hoy, 23 de enero de 2019, en mi condición de presidente de la Asamblea Nacional, invocando los artículos de la Constitución, toda nuestra actuación basada en la Constitución, ante Dios todopoderoso, ante los diputados, ante Venezuela juro asumir formalmente las competencias del Ejecutivo Nacional como presidente encargado de Venezuela“.
Sin olvidar detalles, Añez relató que “en ese momento pensé que por fin íbamos a tener un país libre y democrático nuevamente”, por el trío de promesas de Guaidó: cese de la usurpación del poder Ejecutivo por parte de Nicolás Maduro, gobierno de transición y elecciones democráticas.
Sin embargo, 12 meses después la fuerza de la luz de ilusión que Guaidó encendió esa tarde para millones de venezolanos, dentro y fuera de su país, decayó y abrió dudas sobre el futuro de Venezuela.
“Ha perdido mucha potencia”, admitió Añez, en entrevista telefónica con EL UNIVERSAL desde Caracas. “Ya no nos emocionamos. Esperamos a ver qué pasa. Aquel sentimiento de emoción… ya no. Tendría que ser algo muy contundente para volver a sentir eso. La esperanza siempre está ahí, intacta”, contó.
Con la Asamblea dominada por la oposición desde 2016, Guaidó juró el 5 de enero de 2019 a la presidencia parlamentaria y luego como presidente interino al alegar que el poder Ejecutivo quedó vacante, porque Maduro se convirtió en usurpador al reelegirse en mayo de 2018 en comicios considerados ilegítimos.
En un escenario de hiperinflación, escasez de medicinas, alimentos y artículos básicos, devaluación constante y creciente inseguridad con violencia, Maduro respondió que su reelección fue legal para un segundo sexenio consecutivo a partir del 10 de enero del año anterior en el Palacio de Miraflores, sede de la Presidencia, y justificó que Estados Unidos, con apoyo del “payaso político” de Guaidó, atizó una guerra económica.
Guaidó juró basado en un artículo constitucional que, por vacancia, traslada la presidencia interina al presidente legislativo, y fue reconocido por más de 55 países. En un atribulado proceso, Guaidó se reeligió jerarca del Legislativo el 5 de este mes y mantuvo el interinato del Ejecutivo.
Con imagen de inamovible, el régimen de Venezuela, que cumplirá 21 años el próximo 2 de febrero, insertó a Guaidó y a la oposición en los últimos 12 meses en diálogos con el oficialismo que oxigenaron a Maduro, deterioraron al “interino” y dividieron a los opositores.
“La cabecera del liderazgo opositor nos ha esperanzando y desesperanzado una y otra vez ante muchas estrategias fallidas”, adujo el venezolano Christian Pinillo, vocero de Manos a la Obra por Venezuela, grupo humanitario no estatal.
“Así pasa el tiempo en Venezuela, entre esperanzas, luchas y frustraciones, mientras la necesidad y el hambre se vuelven cada vez más evidentes”, dijo Pinillo, soltero, de 24 años y del noroccidental estado de Zulia, consultado por este diario.
El aniversario de la proclamación de Guaidó coincidió con el inicio hoy de ejercicios militares de Estados Unidos y Colombia, que concluirán el miércoles venidero y que, de acuerdo con Washington, mostrarán “la letalidad” de ambos ejércitos. Caracas siempre fustigó esos juegos de guerra como amenazas a su soberanía.
La fecha encontró a Guaidó en su primera gira como interino por Europa y la segunda al exterior tras recorrer América del Sur en febrero y marzo de 2019. Con su periplo europeo, Guaidó “recobraría la confianza que perdió en muchos venezolanos”, aseguró Añez, la exprisionera política que jamás olvidará la luz que se encendió aquella tarde en una calle caraqueña.
“La salida del túnel no se ve tan lejana. La gira a Europa dirá hacia dónde vamos y si la luz de salida está lejos o cerca”, narró, al confiar: “Se me eriza la piel”.