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El llamado a los venezolanos fue mundial y la comunidad más grande en el exilio no podía faltar a la cita.
En la ciudad del Doral, en el condado de Miami-Dade, miles de personas se dieron cita para expresar su solidaridad con Juan Guaidó, autoproclamado ayer presidente encargado de Venezuela , y aplaudir el reconocimiento que le otorgó el gobierno de Estados Unidos.
“Yo he participado en muchas marchas en Venezuela. Nos han disparado, nos han matado muchos, nos han herido a más, pero seguimos de pie y más ahora porque esto es el principio del fin”, dijo muy emocionada a EL UNIVERSAL Adriana Rey, quien hace apenas un mes llegó Florida y ahora tiene la esperanza de poder volver muy pronto a su país.
A las decenas de banderas de Venezuela se sumaron muchas de otros países latinoamericanos en una muestra de solidaridad. Entre ellos había mexicanos quienes aplaudieron, junto con miles de venezolanos, no sólo la juramentación de Guaidó, también el reconocimiento oficial que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, hizo públicamente, señalando que su gobierno lo reconoce como el presidente legítimo de Venezuela.
“Ojala que los mexicanos no lleguen a vivir lo que nos ha tocado a nosotros. Solo asómense a Venezuela y no permitan jamás que un populista los lleve a la tragedia social”, opinó Carmen Terán, una venezolana que iba acompañada de sus hijos, nietos, sobrinos y amigos.
Alrededor de las 18:00 horas ya sumaban los primeros miles . En algún momento se detuvieron algunos cánticos para dar paso al himno de los Estados Unidos, seguido del himno de Venezuela y de inmediato una explosión de aplausos.
En tanto, el área conocida como “Downtown Doral Park” seguía llenándose, cálculos conservadores de quienes permanecieron de principio a fin y quienes llegaron por momentos y se iban, coinciden que la manifestación sumo un promedio de entre 4 y 5 mil personas.
“No he parado de llorar desde que escuche a Guaido jurar como nuestro nuevo Presidente”, dijo a EL UNIVERSAL Silvia Landino.
“Llamé a mi mamá y escuchaba la bulla de Caracas, lloraba más; yo debería estar allá en ese momento pero distintas circunstancias hicieron que emigrara para acá”, relato aún con el llanto en los ojos y acompañando a sus connacionales en Doral.
“Esta es una vaina increíble, tiene que ser real, tenemos que lograrlo desde todos los flancos posibles, dentro y fuera del país”, insistió Édgar Canseco, quien tiene cuatro años viviendo en Miami con su familia.
“Todos los venezolanos que nos hemos venido hemos tenido que comenzar de cero, nos hemos sacrificado también porque nosotros enviamos o llevamos hoy los medicamentos y la comida que escasea desde hace años. Hacemos un poco menos pesado la estancia de muchos familiares que no han podido salir”, señaló con cierta amargura.
“Aquí [en Estados Unidos], y me imagino que en casi todas partes a donde hemos tenido que emigrar, hay abogados, ingenieros, licenciados, médicos, de todo y que hemos tenido que comenzar de menos 10. Pero un día como hoy todo vale la pena; no importa si somos choferes, lavaplatos o meseros, hoy sabemos que hay esperanza para nuestro país y todos, dentro y fuera hemos aportado algo para este momento tan emocionante”.
Las horas transcurrieron, las consignas se escucharon, los aplausos, los cánticos, los dichos; familias completas reunidas, enamorados, ancianos, mascotas. Un día que comenzó con 300 venezolanos manifestándose frente al Consulado General de su país en Miami y una culminación de alegría y esperanza de miles, reunidos en completa convivencia.
La noche los acompañó en el corazón del exilio venezolano más grande del planeta, con una visión de poder volver muy pronto a su terruño, convertido en un país de libertades y democracia.
lsm