San José. – América Latina y El Caribe, que a finales de 2021 cruzaron el umbral de un acumulado de más de un millón y medio de muertos por coronavirus, comenzaron 2022 con un enfrentamiento a la pandemia y al embate de la cepa de ómicron en desiguales y deficientes condiciones.
De un lado está Chile, con 86% —16.5 millones— de sus habitantes ya vacunados y con el plan de aplicar, a partir de febrero próximo, la cuarta dosis. Del otro están Guatemala, con apenas el 27% —4.9 millones— de sus pobladores inoculados y Haití, con únicamente 1%—115 mil—y hundido en un caos institucional.
“Todavía falta un trecho largo para salir de esta terrible pandemia. Espero que al final de este año le demos término”, afirmó el médico costarricense Rónald Evans, investigador de la (no estatal) Universidad Hispanoamericana, de Costa Rica.
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“El virus podría empezar a desvanecerse con ómicron y quedar estacional, como sarampión e influenza. Pero tampoco es cosa de dos o tres meses. Ómicron es la variable de transición de los virus: al principio son muy violentos y poco a poco, con las mutaciones, van perdiendo su capacidad de dañar al organismo”, dijo Evans a EL UNIVERSAL.
“Quizás ómicron tiene mayor capacidad de contagio, pero más leve, y quizás esté, como en la vida de los deportistas, en el ocaso. Pero tampoco olvidemos que siempre nos ha dado sorpresas”, agregó.
Al cumplirse hoy 680 días desde que el 25 de febrero de 2020 en Brasil se detectó el primer paciente en América Latina y el Caribe, la (no estatal) Universidad Johns Hopkins, de Estados Unidos, precisó que la zona llegó ayer a un acumulado de 47 millones 800 mil 303 enfermos, un millón 558 mil 365 fallecidos y 891 millones 998 mil 376 dosis aplicadas de las distintas vacunas a sus 650 millones de habitantes.
La Universidad, que lleva el recuento general de la enfermedad, recordó que las 33 naciones latinoamericanas y caribeñas subieron desde un acumulado de 2 millones 57 mil 338 enfermos y de 95 mil 688 defunciones al 22 de junio de 202o a 36 millones 324 mil 356 mil pacientes y un millón 14 mil 214 fallecidos al 22 de junio de 2021.
La vacunación regional empezó el 24 de diciembre de 2020 en México. Un corte de la Universidad al 21 de agosto de 2021 arrojó 42 millones 543 mil 637 pacientes, un millón 416 mil 912 víctimas mortales y 442 millones 116 mil 381 dosis.
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Optimismo
Para el médico infectólogo colombiano Iván Darío Vélez, profesor de la Faculta de Medicina de la (estatal) Universidad de Antioquia, Colombia, por la “indisciplina” en ese país con las aglomeraciones en fiestas de fin y principio de año “se prevé que en las próximas semanas habrá un brote muy grande por la variante ómicron”.
“La parte buena de esto, y soy optimista, es que esta infección masiva que tendremos con ómicron generará un refuerzo de vacunas. Como infección natural, en mucha gente es asintomática y en otra es oligosintomática o pocos síntomas. Este refuerzo al sistema inmune va a ser bueno para que la pandemia vaya llegando a su fin”, pronosticó Vélez a este diario.
“A corto y mediano plazo tendremos un repunte con muchos pacientes, mucha ocupación de hospitales y de unidades de cuidados intensivos. Muchos casos por día.
Pero esto va a ser como el coletazo final del coronavirus. Como ómicron es tan contagioso, va a haber un refuerzo de vacuna y muchísima gente va a estimular su inmunidad”, explicó.
Uruguay, que en el primer semestre de 2020 se convirtió, con Chile, Costa Rica y Cuba, en uno de los modelos en el combate al virus, pasó de 876 contagios y 25 difuntos al 22 de junio de 2020 a 415 mil 249 enfermos y 6 mil 175 muertes a ayer, según la Universidad.
La situación en Cuba es sensible. Pese a que, de acuerdo con el conteo del gobierno cubano, el 85% de la población—9,6 millones—está totalmente vacunada, la isla registró un nuevo incremento en las infecciones por ómicron. Al 22 de junio de 2020, Cuba reportó 2 mil 315 casos y un total parcial de 85 que perecieron, pero ayer llegó a 966 mil 942 pacientes y 8 mil 324 difuntos.
Los nicaragüenses, cuyo gobierno minimizó la crisis sanitaria desde el inicio, nunca dictó protocolos de distanciamient0, confinamiento o cuarentena y solo aportó dudosos datos de casos, fallecidos y vacunados, vivieron una nueva época de fin y principio de año con múltiples aglomeraciones en centros turísticos de playa, montaña y ciudades y se prevé un deterioro de la emergencia.
Mientras el cuestionado presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, reafirmó que el 91% de la población —26.1 millones— ya recibió la vacuna, pero sin precisar la cantidad de dosis, y anunció para ayer la aplicación del refuerzo, la realidad es que persisten las generalizadas carencias hospitalarias, de insumos a medicinas.
“Lo difícil en Venezuela con la pandemia ha sido la caída estrepitosa de la respuesta del sistema de salud”, narró el cirujano general venezolano Jaime Lorenzo, especialista en salud pública y director ejecutivo de la organización (no estatal) Médicos Unidos de Venezuela. El gobierno venezolano defendió su respuesta al virus.
“El sistema de salud carece de capacidad de respuesta. Ya se habla hasta de un cierre técnico de los hospitales. Hay un manejo sociopolítico de la enfermedad que producirá un daño tremendo”, relató Lorenzo a este periódico.
Con 3 mil 917 casos y 33 muertos al 22 de junio de 2020, Venezuela aumentó ayer a 444 mil 972, 5 mil 333 fallecidos y 30 millones 49 mil 714 dosis, según la Universidad.
A diferencia del 22 de junio de 2020, cuando cinco de los 33 —las excolonias británicas San Vicente y las Granadinas, Granada, Santa Lucía, Dominica y San Cristóbal y Nieves--— llegaron con cero decesos, las cifras de ayer confirmaron el drástico cambio.
Con unos 55 mil habitantes, San Cristóbal y Nieves registró ayer el menor número acumulado de fallecidos, con 28 de un total de 3 mil 252 enfermos y 54 mil 868 dosis repartidas. Las otras cuatro islas contabilizaron ayer 631.
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