Bruselas.— Los sistemas sanitarios europeos comenzaron vacunando desde lo más alto de la pirámide poblacional. Primero fueron los mayores de 80 años, siguieron los de 70 y así sucesivamente ha ido descendiendo el llamado a participar en el plan de inmunidad colectiva para neutralizar al SARS-CoV-2.
Desde el comienzo ha quedado definido el papel de los adultos; hay que vacunar a tantos como sea posible, por lo menos a 70%. Sin embargo, conforme la edad de vacunación desciende, los gobiernos se ven obligados a determinar cuál debe ser la función de niños y adolescentes.
La decisión de vacunarlos supone un complejo dilema. Por un lado, se sabe que los que están sanos son menos susceptibles a manifestar formas graves de la enfermedad; por lo tanto, emergen cuestionamientos sobre la conveniencia de inyectarles el biológico cuando su integridad no está en riesgo.
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Por el otro, la lucha contra la pandemia requiere de la suma de esfuerzos y entre más personas participen aumentará la protección colectiva.
“Esa es la discusión más fundamental, si queremos que los niños sanos sean vacunados”, afirma Hugo de Jonge, ministro de Salud de Países Bajos y jefe de la operación contra el coronavirus. Al interior de la Unión Europea (UE) no hay respuesta homologada. El Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades (ECDC) reporta en su último documento que Austria, República Checa, Letonia, Malta y Polonia contemplan en sus planes la vacunación a partir de los 12 años; mientras que España sólo incluye a aquellos que padecen factores de riesgo adicionales.
Islandia, que no forma parte de la UE, dijo: “No”, mientras que otros 13 países están en discusión, incluyendo Bélgica, Holanda, Portugal, Suecia y Finlandia. Igual de dispar ocurre con relación a la vacunación de menores de 12 años; en 14 países es motivo de discusión política. Austria y la República Checa ya confirmaron que vacunarán a todos los niños; España ha dicho, por lo pronto, que sólo a los que entran en la categoría de riesgo por padecer una patología adicional.
Alemania ya descartó esa posibilidad y Estonia ha informado que no entrará en esa discusión hasta que la autoridad sanitaria europea haya avalado una vacuna específicamente adecuada para menores de 12 años.
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La Agencia Europea de Medicamentos (EMA) había autorizado hasta el 1 de junio pasado tres vacunas para uso a partir de los 18 años, la Comirnaty, nombre comercial de la producida por Pfizer y BioNTech, la de Moderna, la de Janssen y la de AstraZeneca, esta última identificada en el mercado como Vaxzevria. De todas, sólo Comirnaty tiene el aval para ser usada a partir de 12 años. En las discusiones sobre vacunar o no a los niños y adolescentes sale a relucir que forman uno de los grupos que desde enero muestran una de las tasas más altas de notificación de casos de Covid-19.
“Aunque esto no es inesperado dado el claro descenso observado en los adultos mayores de 60 años, probablemente contribuido a la vacunación”, afirma el ECDC. También es claro que los adolescentes, como grupo, tienen un riesgo bajo de enfermedad grave, hospitalización y muerte como resultado directo de la infección; con excepción de aquellos con alguna afección subyacente. Hay probabilidad de hospitalización en aquellos con diabetes, enfermedades gastrointestinales, neurológicas, cardiacas y pulmonares, específicamente asma.
“A pesar de las altas estimaciones del riesgo relativo, el riesgo absoluto de hospitalización es bajo para los casos de menores de 20 años”, indica la máxima autoridad europea. Si bien, contrario a los adultos, la mayoría de los menores están expuestos a síntomas leves y a riesgo muy bajo de muerte, está probado que sí son partícipes en la propagación.
“Está bien establecido que los niños y adolescentes pueden ser infectados y transmitir el SARS-CoV-2”, aunque los niños menores de 14 años suelen ser menos susceptibles a la infección. En su última evaluación sobre la idoneidad de incluir a adolescentes en los planes de vacunación, la agencia europea concluyó: “Dado que la carga de la enfermedad grave por Covid-19 en los adolescentes es baja, el beneficio principal de vacunar a este grupo, en términos de reducción de niveles y de impacto de la enfermedad, es probable que sea el efecto indirecto de reducción de la transmisión en la población”.
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Igualmente puede contribuir a devolverles el sentimiento de normalidad, señala. El costo de la pandemia ha sido desproporcionalmente elevado en este sector, el impacto en el bienestar y la salud mental se refleja en mayor incidencia de estrés, ansiedad, depresión, trastornos de alimentación y del sueño. “Vacunar a los jóvenes de 12 a 18 años puede significar la reanudación más rápida de sus actividades y una socialización más a plenitud, incluyendo el fortalecimiento de las relaciones intergeneracionales dentro de la familia y la comunidad”.
“Esto es particularmente importante ya que el aislamiento social, el estrés interpersonal y los problemas de salud mental durante la adolescencia probablemente continúen toda la vida”.
La autoridad europea concluye que cualquiera que sea la decisión política, la vacunación de adolescentes con alto riesgo de padecer síntomas graves de Covid-19 debe considerarse una prioridad, como ocurre en otros grupos.