Madrid.— Las vacunas que deben administrarse en dos dosis, con una diferencia de algunas semanas para desplegar toda su efectividad y que necesitan mantenerse a temperaturas bajo cero para su conservación, como la de Pfizer-BioNTech , Moderna o la rusa Sputnik V , suponen un reto logístico añadido, sobre todo para aquellos países carentes de infraestructuras y que cuentan con sistemas de salud deficitarios.
El problema se incrementa cuando las trabas operativas de farmacéuticas y laboratorios impiden que las segundas dosis de las vacunas lleguen a tiempo a sus destinos, por lo que algunos países se están planteando realizar una inmunización “ligera”, con una sola inoculación, ante la eventualidad de que en algún momento no puedan completar el proceso de protección.
Una de las primeras señales de alarma saltó a finales de 2020 en Argentina , cuando trascendió que el cargamento de 300 mil vacunas contra el Covid-19 enviado por Rusia sólo incluía la primera dosis, ya que la segunda sufría un retraso en su producción. El gobierno argentino barajó entonces la posibilidad de aplicar sólo la primera de las dosis de la Sputnik V, lo que permitiría duplicar el número de personas vacunadas. Finalmente, el 18 de enero llegaron a Buenos Aires las 300 mil unidades de la segunda tanda del Sputnik V.
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La posibilidad de nuevas suspensiones o reducciones en el suministro de antígenos está condicionando los calendarios de inmunización en la mayoría de los países, sobre todo de los más expuestos.
En cualquier caso, los expertos desaconsejan una protección ligera, ya que el objetivo que se debe perseguir es aplicar las vacunas de doble inoculación en tiempo y forma, para garantizar una respuesta lo más eficaz posible.
“Lo ideal es aplicar la segunda dosis en 21 días, porque la segunda dosis es la que proporciona el nivel de seguridad óptimo. Con la primera dosis hay un porcentaje de la población que no llega a tener un nivel suficiente de respuesta. Hay que tener en cuenta que el máximo de producción de anticuerpos y respuesta inmune en todos los pacientes, se produce siete días después de la segunda dosis. Lo que hay que intentar pues es que los grupos que reciban la vacuna, la reciban correctamente”, señala a EL UNIVERSAL Josep Quer, virólogo e investigador del Instituto de Investigación del Vall d'Hebron Barcelona Hospital Campus (VHIR).
“Si a un paciente se le inocula una sola dosis que no le da una protección suficiente de anticuerpos y llega a infectarse, lo que esa persona puede favorecer es que salgan mutaciones de virus más resistentes a la vacuna. Si queremos tener una respuesta suficiente y de calidad, tenemos que suministrar las dos dosis de manera adecuada. Es mejor vacunar a la población de mayor riesgo correctamente y después pasar a las siguientes fases de vacunación”, agrega el integrante de la Sociedad Española de Virología (SEV) .
“Sabemos que este virus varía menos que otros virus de RNA , como el virus de la hepatitis C o el VIH ; sin embargo, estamos viendo cómo van apareciendo variantes con capacidades de escape a tratamientos actuales. Hasta la fecha, la vacuna actual protege también ante estas variantes del virus. Como virólogo no puedo estar de acuerdo en plantear una única dosis a más gente y dejar en la incertidumbre la segunda dosis. En este estado de la pandemia creo que es una alternativa que no procede”, señala el especialista.
En cuanto a los tiempos en que se deben aplicar las dosis, existe cierta flexibilidad, aunque cualquier demora incrementa los riesgos de infección.
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“La primera dosis es la que proporciona una respuesta primaria. La segunda dosis refuerza la inmunidad . Retrasar algunos días la aplicación de la segunda dosis no afecta demasiado al proceso de inmunización. Se está manejando el plazo de hasta 40 días para poder vacunar después de haber recibido la primera dosis, es decir, casi tres semanas después de lo establecido. Pero, evidentemente, con esta ampliación, hay más oportunidades de que la persona vacunada se infecte”, recalca el experto.
Las mutaciones del coronavirus que se han registrado en países como Gran Bretaña, Sudáfrica, Brasil o Japón , no son consecuencia de la aplicación de la vacuna.
“Vacunas como la de Pfizer cubren un espectro muy amplio. El coronavirus no ha seleccionado estas mutaciones en respuesta a la vacuna, sino que son transformaciones que han aparecido con otras presiones selectivas. El virus varía, y si hay algunos pacientes que tienen una infección prolongada y se produce una respuesta inmune poco eficiente, el patógeno puede escapar a los tratamientos actuales”, aclara el investigador.
Israel, que encabeza el ranking de vacunaciones a nivel mundial, ha advertido que la aplicación de una única dosis de la vacuna de Pfizer y BioNTech podría ofrecer menos protección de la esperada inicialmente. Según las autoridades de Tel Aviv su rendimiento podría ser inferior al estimado por la farmacéutica, que cifró la efectividad de la primera dosis en 52%.
Ello complica más la adopción de alternativas ante un eventual aplazamiento de la segunda remesa de las vacunas, por lo que se deben gestionar cuidadosamente las reservas para evitar situaciones extremas. Las dos dosis resultan imprescindibles para contener al coronavirus. “Por suerte, tenemos diferentes alternativas para la obtención de las vacunas, y se espera que en los próximos meses se aprueben más vacunas de diferentes grupos de investigación”, concluye el experto.