El proceso de construcción europea puede seguir su curso. Por primera vez en la historia del bloque comunitario, los líderes de la Unión Europea se comprometieron a endeudarse colectivamente para sacar adelante a los socios más necesitados a causa de un fenómeno imprevisto, la pandemia por coronavirus .
La misión no fue sencilla, implicó cinco días de intensas negociaciones en las que hubo momentos de fractura.
Al final, los Jefes de Estado y de Gobierno de los Veintisiete llegaron a buenos términos sobre el fondo de estímulo económico para la era post-covid-19.
Estará dotado por la inédita suma de 750 mil millones de euros (suma monumental que equivale al 60% del PIB de España o al 4% de toda la UE), que serán financiados con deuda común, algo nunca antes visto en la trayectoria de la edificación del proyecto común.
Los dineros serán transferidos como subvenciones, 390 mil millones de euros, y créditos, 360 mil millones. Los préstamos serán transferidos durante un periodo de seis años y deberán pagarse a plazos de 25 y 30 años.
La propuesta inicial de la Comisión Europea era más generosa, 500 mil millones a fondo perdido, pero el monto fue reducido por un grupo formado por importantes donantes a las arcas colectivas (Holanda, Suecia, Dinamarca, Austria y Finlandia), y que se empeñó en estrechar lo más posible el rubro de las subvenciones.
Liderado por el primer ministro holandés, Mark Rutte, la bancada además logró introducir lo que se denominó el “súper freno de emergencia”. Se trata de una herramienta que ofrecerá la oportunidad de intervenir si un proyecto no cumple con las condiciones asumidas o un país no implementa las reformas recomendadas.
Cualquier país podrá levantar el dedo, señalar las anomalías y solicitar la detención de los fondos.
La dura posición negociadora de este grupo, también se tradujo en una rebaja en la contribución anual a las arcas colectivas del próximo paquete financiero plurianual, para el periodo 2021 y 2027.
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Por ejemplo, Holanda consiguió un descuento de 1.9 mil millones en su contribución al Marco Financiero Plurianual (MFP).
El otro gran ganador del maratón fue el primer ministro húngaro, Víktor Orbán, quien logó diluir al máximo la propuesta de vincular los fondos al respeto del Estado de Derecho. El texto adoptado solo se limita a subrayar la importancia de respetar los valores amparados por el Artículo 2 de los Tratados, sin precisar el eventual establecimiento de un mecanismo de control.
Al amanecer de este martes, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, apareció ante las cámaras para decir: “lo logramos, Europa es fuerte, está unida. Es el acuerdo que requiere Europa en este momento”.
A partir de ese instante, las declaraciones emergieron una tras otra resaltando la trascendencia de un acuerdo que incluyó además la definición del MFP.
Cada uno de los líderes salió a venderlo sin escatimar halagos. El presidente francés Emmanuel Macron, uno de los principales impulsores del fondo de rescate, junto con la Canciller alemana, Angela Merkel, calificó el resultado como “un día histórico para Europa”.
Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España , uno de los mayores beneficiarios del plan económico, recibirá 140 mil millones, se manifestó en los mismos términos: “alcanzamos un verdadero Plan Marshall. Estamos realmente ante un hito, el inicio de un nuevo capítulo de la construcción europea, ante una de las páginas más brillantes, de mayor luz de la construcción europea”.
En la misma sintonía habló Giuseppe Conte, primer Mministro de Italia, uno de los países que adoptaron las medidas más rigurosas de confinamiento para frenar al Covid-19, y que será destino del 28% de los fondos, 209 mil millones, de los cuales 81 millones a título de subsidio.
“El plan de relanzamiento es ambicioso, adecuado a las necesidades que estamos viviendo y nos permitirá afrontar esta crisis con fuerza y eficacia”, declaró el líder italiano.
El texto pactado todavía tiene que recibir el visto bueno del Parlamento Europeo, en donde hay preocupación por la deriva autoritaria en países como Hungría y Polonia. La Eurocámara además reclamaba un presupuesto plurianual mucho más ambicioso para combatir el cambio climático, promover la innovación y fortalecer a Europa en el mundo.
lsm