Donald Trump aún no asume la presidencia en Estados Unidos para su segundo mandato. Sin embargo, su equipo ya está haciendo planes para 2028, arengando a aquellos que creen que el magnate bien podría ser el candidato en las elecciones de ese año. Excepto, por un pequeño detalle: la ley lo prohíbe.
Para la gente de Trump, eso parece ser peccata minuta. Y en distintos eventos, han sugerido un tercer periodo para el magnate.
De acuerdo con The Washington Post, el domingo pasado, en una cena en el New York Young Republican Club, Stephen K. Bannon, exestratega de Trump y aliado incondicional, lanzó la pregunta: “¿Están listos para Trump 2028?“. Los asistentes, unas mil personas, enloquecieron, ovacionando a Trump.
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Bannon dijo haber consultado a uno de los aliados de Trump, Mike Davis, y que éste había dicho que la Constitución estadounidense tiene ambigüedades que le permitirían al republicano buscar un tercer periodo presidencial.
Davis aseguró a la prensa que nunca sugirió tal cosa. “Es una locura”.
El pasado 13 de noviembre, el propio Trump bromeó con la posibilidad de buscar un tercer mandato en las elecciones de 2028.
“Sospecho que no volveré a presentarme a menos que alguien diga: ‘Él es bueno, algo tenemos que inventar’”, declaró, insinuando que se podrían buscar opciones para que pueda ser candidato de nuevo.
De acuerdo con la primera sección de la Enmienda 22 a la Constitución de Estados Unidos, “ninguna persona podrá ser elegida para el cargo de Presidente más de dos veces, y ninguna persona que haya ocupado el cargo de Presidente, o ejercido como Presidente, durante más de dos años de un mandato para el que otra persona hubiera sido elegida como Presidente, será elegida para el cargo de Presidente más de una vez”.
Una de las opciones que se han barajado es que los republicanos busquen aplicar una enmienda constitucional.
Pero a decir del diario USA Today, una reforma sería un proceso largo, complicado y según analistas poco probable. Durante casi 250 años solo se ha hecho 27 veces.
“El Congreso podría iniciar el proceso si dos tercios de la Cámara de Representantes y el Senado están de acuerdo, pero ninguno de los dos partidos tiene tantos escaños”, explicó el medio.
La constitucionalista de la Universidad de Baltimore, Kimberly Wehle, afirma que la Constitución no da espacio para las ambigüedades y su objetivo es prevenir que “los presidentes se conviertan en reyes” y servir de contrapreso al poder de la rama Ejecutiva.
Pero los republicanos de Trump creen que sí existe esa posibilidad. En concreto, afirman, sin base legal alguna, que la Enmienda 22 se refiere a dos periodos presidenciales consecutivos, lo que le permitiría a Trump contender.
Otros alegan que hasta 1951, la reelección indefinida era posible en Estados Unidos y que Franklin D Roosevelt fue electo en cuatro ocasiones como presidente y habitó la Casa Blanca entre 1933 y 1945 (murió al comienzo de su último mandato). Fue precisamente esa experiencia con Roosevelt la que empujó la aprobación de la Enmienda número 22.
Otra opción a la que los republicanos pueden recurrir es buscar que dos tercios de los estados del país (o 32 de ellos) se unan para convocar una convención constitucional para discutir un cambio en la Constitución. Pero, actualmente, los republicanos tienen el poder en menos de 30.
Aun si lo logran, la reforma constitucional tendría que recibir el visto bueno final del 75% de todos los estados de la unión (38), lo cual no es viable y explica en términos generales por qué en Estados Unidos rara vez han avanzado reformas a su Constitución.
A las dificultades para una reforma se suma la realidad. Cuando concluya su segundo periodo presidencial, Trump tendrá 82 años, convirtiéndose en el presidente más viejo en la historia de Estados Unidos, incluso más que Joe Biden, quien tiene 81 y fue ampliamente criticado por querer buscar la reelección en 2024. Biden tuvo que bajarse de la contienda, presionado por su partido y los señalamientos de que sus facultades han decaído con la edad.
Con todo, nada se puede descartar, tratándose de Trump. Y con la Corte Suprema, el Congreso y lo que él llama “mandato del pueblo” de su lado, menos.
mcc