Washington.— El demócrata Joe Biden no sólo será el presidente de más edad —77 años— en llegar a la Casa Blanca; también es uno marcado por tragedias personales de las que logró salir a través de la fuerza.
Y le hará falta. Asumirá como el presidente 46 de un Estados Unidos profundamente polarizado, en medio de una pandemia imparable. La tercera fue la vencida. Su victoria ante Donald Trump es la culminación de una larga carrera política en pos de la conciliación de la nación.
Tras competir por la Casa Blanca en 1987 y 2008, “Joe, el de clase media” ha sido reivindicado en su ferviente creencia de que podía cambiar el tono en EU: de la ira y la suspicacia a la dignidad y el respeto.
Biden llegó a la arena política nacional con 29 años, tras una sorpresiva victoria como senador por Delaware en 1972, pero un mes después, la tragedia lo golpeó: su esposa Neilia y su hija de un año Naomi murieron en un accidente automovilístico. Los dos hijos de Biden resultaron gravemente heridos, pero sobrevivieron, aunque en 2015, el mayor, Beau, moriría de cáncer.
Biden conoció a su segunda esposa, la profesora Jill Jacobs, en 1975 y se casaron dos años después. Tienen una hija, Ashley. Las pérdidas forjaron la empatía que transmite Biden. Comenzó su carrera en el Capitolio como uno de los senadores más jóvenes de la historia. Pasó más de tres décadas en la Cámara Alta antes de ser mano derecha de Obama de 2009 a 2017.
Biden prometió tomar medidas genuinamente progresistas sobre el cambio climático, la injusticia racial y el alivio de la deuda estudiantil. Él ha dicho: “Me veo a mí mismo como un puente (...) Hay toda una generación de líderes que llegaron después de mí”, declaró en marzo en un mitin en Detroit, Michigan, junto a otros líderes demócratas . “Son el futuro de este país”.