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Hoy hace un año, Rusia empezó su invasión injustificada y no provocada a Ucrania, un país vecino, soberano e independiente. Desde el comienzo de la guerra, el sufrimiento no ha parado y la violencia continúa teniendo efectos devastadores para miles de víctimas civiles, incluyendo niños. Los ataques contra la infraestructura energética de Ucrania no cesan, dejando a millones de personas sin electricidad, agua y calefacción.
Esta agresión también ha producido la mayor y más rápida crisis de refugiados en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Se estima que más de 14 millones de personas han sido desplazadas a consecuencia de la invasión. En diciembre de 2022, la Oficina de la ONU para la Coordinación de Asuntos Humanitarios (OCAH) calculó que había 7.83 millones de refugiados ucranianos en Europa.
A pesar de los enormes desafíos, Ucrania sigue resistiendo ante la embestida rusa. Desde el primer día, nuestros gobiernos se han mantenido firmes en nuestro apoyo a Ucrania. Apoyamos su legítima defensa, sus necesidades económicas, militares y humanitarias, así como su reconstrucción. Seguimos debilitando el esfuerzo bélico ruso, poniendo presión a través de sanciones, una estrategia que ya tiene – y tendrá resultados significativos.
La agresión rusa es una violación flagrante al derecho internacional y a la Carta de las Naciones Unidas. Todos los países a favor de la paz y el orden internacional basado en reglas debemos condenar las acciones de Rusia, no solo como un ataque a un país soberano, sino como una ruptura de este orden global por parte de un miembro permanente del Consejo de Seguridad. Cada día se obtiene más información sobre la violación del derecho internacional humanitario por las fuerzas rusas, incluyendo la tortura y el asesinato de civiles. No se puede permitir la impunidad de los crímenes de guerra y otras atrocidades, y es fundamental asegurar la rendición de cuentas y buscar la forma de enjuiciar a los responsables en conformidad con el derecho internacional.
Apoyamos la búsqueda de una solución diplomática. Sin embargo, esta vía tiene que implicar la preservación completa de la soberanía ucraniana y el retiro de las tropas rusas. El plan de paz de 10 puntos presentado por el Presidente ucraniano Zelenski constituye un paso importante en este sentido. Reafirmamos que la paz no debe comprometer la libertad ni la integridad territorial de Ucrania.
Someterse a la agresión y ocupación rusa implicaría no solo romper con el orden de seguridad europeo, sino también el global. Sería avalar que una potencia domine, a través de la fuerza, a un país más pequeño, violando los compromisos y tratados internacionales. Esta guerra tiene consecuencias económicas, sociales y humanitarias más allá de las fronteras de Ucrania e incluso de Europa. Millones de personas en el mundo enfrentan la inseguridad alimentaria, debido a los bloqueos impuestos por Rusia a la exportación de productos agrícolas como el trigo y al impacto del conflicto sobre los mercados energéticos mundiales. Los socios de Ucrania han encabezado esfuerzos de solidaridad hacia países vulnerables para mitigar estas consecuencias de la invasión.
Esta invasión también pone a prueba nuestro compromiso con el derecho internacional y la defensa de los valores universales. En esta lucha es importante trabajar junto a países como México, que tienen una larga tradición en la promoción de la paz, el multilateralismo y el respeto a los tratados internacionales y
al derecho internacional humanitario. Trabajamos estrechamente con México y, juntos, condenamos muy claramente la invasión rusa en foros multilaterales como el Consejo de Seguridad y la Asamblea General de las Naciones Unidas. Presionar todos juntos a Rusia para que desista de su agresión es la única forma de acelerar el final de la guerra, por el bien de todos.
* L@s Embajador@s de Alemania, Australia, Austria, Bélgica, Bulgaria, Canadá, Chipre, Croacia, Dinamarca, Eslovaquia, España, Estados Unidos de América, Estonia, Finlandia, Francia, Grecia, Irlanda, Italia, Japón, Letonia, Lituania, Luxemburgo, Noruega, Nueva Zelanda, Países Bajos, Polonia, Portugal, Reino Unido, República Checa, República de Corea, Rumanía, Suecia y la Unión Europea
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