Bruselas.— Si el “secuestro” del vuelo FR4978 tenía como intención aislar aún más a Bielorrusia, el gobierno de Alexandr Luka- shenko cumplió su cometido.

En respuesta al aterrizaje forzoso del vuelo de Ryanair en el aeropuerto de Minsk, en el que viajaba el periodista Roman Protasevich para que fuera detenido por exigencia del régimen de Lukashenko, el bloque comunitario giró instrucciones para “prohibir el sobrevuelo del espacio aéreo de la Unión Europea [UE] por parte de las compañías aéreas bielorrusas”. También comunicó la decisión de “impedir el acceso a los aeropuertos de la UE de vuelos operados por dichas compañías aéreas”.

El bloque pidió a KLM, Lufthansa, Air France y el resto de compañías aéreas europeas que eviten sobrevolar el espacio aéreo bielorruso. La decisión fue adoptada por los jefes de Estado de la UE en una cumbre extraordinaria que debía centrarse en las relaciones con Rusia y Reino Unido, y en la crisis Israel-Palestina. Pero el inédito incidente del domingo reactivó la atención de la UE en el régimen de Lukashenko.

El vuelo FR4978, en ruta de Atenas a Vilna, Lituania, fue desviado a la capital de Bielorrusia por autoridades de ese país, alegando amenaza de bomba. No se encontró explosivo alguno, pero sí fue retirado de la aeronave el activista opositor Protasevich, exeditor de Nexta, un medio digital con un canal de Telegram que la KGB bielorrusa incluyó en la lista de “terroristas” por su cobertura de las protestas en contra del gobierno. Protasevich, de 26 años, vivía en Lituania tras abandonar el país en 2019. El año pasado cubrió las elecciones presidenciales, marcadas por denuncias de fraude, lo que se tradujo en cargos criminales en su contra.

Debido a que está fichado como “terrorista”, podría enfrentar la pena capital. Bielorrusia es la única nación europea que mantiene en operación el corredor de la muerte.

Los mandatarios de la UE se comprometieron a ampliar el abanico de castigo contra el régimen de Lukashenko, que hoy incluye los nombres de 88 personas y 77 entidades. La lista adicional de personas y entidades sometidas a sanciones debe quedar lista “lo antes posible”.

También solicitaron a la Organización Internacional de la Aviación Civil (OACI) investigar con urgencia lo que describieron como un incidente “sin precedentes e inaceptable”. El titular de la OACI, Salvatore Schiacchitano, convocó para el jueves a una reunión urgente del consejo del organismo —del que forman parte Estados Unidos, México, Brasil. Francia, Alemania y Rusia— para tratar este asunto.

“El Consejo Europeo condena enérgicamente el aterrizaje forzoso de un vuelo de Ryanair en Minsk, Bielorrusia, el 23 de mayo, poniendo en riesgo la seguridad aérea”, reza el pronunciamiento adoptado por los mandatarios. “Demandamos la liberación inmediata de Protasevich y Sofia Sapega [su pareja]”, agrega.

Bielorrusia centró la atención de los líderes europeos desde su llegada a la sede del Consejo Europeo. “Lo ocurrido ayer [domingo] fue un escándalo internacional, se puso en riesgo la vida de civiles europeos, es inaceptable”, declaró el presidente de ese organismo europeo, Charles Michel.

Gitanas Nauseda, mandatario de Lituania, detalló que el avión civil en el que viajaban 120 pasajeros de 18 nacionalidades cambió de destino escoltado por dos aeronaves de combate, un jet MiG-29 y un helicóptero Mi-24. Precisó que la razón no fue otra más que el hecho de que viajaba la voz de la oposición.

“Fue una acción aborrecible, un acto de terrorismo de Estado en contra de la comunidad europea”, aseguró tras precisar que ha llegado el momento de dejar atrás la retórica. “Llegó el momento de las acciones para cambiar el patrón de comportamiento de este peligroso régimen”, indicó.

El gobierno mexicano también externó su “profunda preocupación” por el desvío del avión y señaló, en un comunicado emitido por la Cancillería, que lo ocurrido “podría constituir una violación al derecho internacional, en particular a la Convención de Chicago de 1944, al haberse puesto en peligro la vida de sus ocupantes [del vuelo comercial]”.

Protasevich, de 26 años, reapareció ayer en un video difundido por la televisión pública bielorrusa. “Las personas se están comportando conmigo de manera totalmente adecuada y total respeto de la ley. Continúo colaborando con los investigadores y empecé a confesar sobre la organización de manifestaciones masivas”, dijo, y añadió que está en la cárcel no. 1, en el centro de Minsk.

El padre del opositor, Dmitri Protasevich, dijo a la BBC que “tenemos miedo de siquiera pensarlo, pero es posible que sea golpeado y torturado”.

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