Kiev.— Las fuerzas rusas azotaron ayer a Ucrania con una nueva oleada de misiles y drones cargados con municiones, luego de que una ofensiva generalizada causó la muerte de, por lo menos, 19 personas en un ataque que la oficina de derechos humanos de Naciones Unidas calificó como “particularmente impactante” y equivalente a posibles crímenes de guerra.

Las sirenas de ataque aéreo se activaron en toda Ucrania por segunda mañana consecutiva, mientras las autoridades aconsejaban a los residentes que ahorraran energía y se abastecieran de agua.

Los ataques han interrumpido el servicio eléctrico en todo el país y han puesto fin a la relativa calma que había regresado a Kiev y a muchas otras ciudades alejadas del frente de guerra.

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“Esto provoca rabia, no miedo”, dijo Volodymyr Vasylenko, un residente de Kiev de 67 años. “Seguiremos luchando”, afirmó.

Los gobiernos del G7 condenaron los ataques y aseguraron que “apoyarían firmemente a Ucrania durante el tiempo que sea necesario”. Su promesa desafió las advertencias rusas de que la ayuda de Occidente prolongaría la guerra y el dolor del pueblo ucraniano.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelensky, tuvo una participación virtual en la reunión del G7, donde pidió ayudar a su país a tender un “escudo antiaéreo”. “Millones de personas estarán agradecidas” por la ayuda de ese tipo, dijo, y advirtió que Moscú tiene aún “medios para intensificar su ofensiva”.

Estados Unidos prometió incrementar el envío de defensas antiaéreas a Ucrania. El Pentágono dijo que planea entregar los dos primeros sistemas antiaéreos avanzados NASAM a Ucrania en las próximas semanas. Los sistemas, que Kiev quiere desde hace tiempo, proporcionarán una defensa de alcance intermedio y largo contra ataques con misiles.

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Alemania anunció que entregará “en los próximos días” un primer equipo de misiles antiaéreos Iris-T, capaces de proteger una ciudad entera.

Rusia lanzó ataques generalizados en represalia a la explosión del fin de semana que dañó el puente de Kerch entre Rusia y la península de Crimea, la cual se anexó a Moscú en 2014. El presidente ruso Vladimir Putin afirmó que los servicios especiales ucranianos orquestaron el atentado. El gobierno ucraniano celebró el ataque, pero no se ha atribuido su responsabilidad.

Funcionarios ucranianos dijeron que los ataques dispersos contra centrales eléctricas y zonas civiles no tenían “ningún sentido militar práctico”. Sin embargo, los partidarios de Putin habían instado al Kremlin durante semanas a tomar medidas más duras en Ucrania y criticaron al ejército ruso por una serie de vergonzosos reveses en el campo de batalla.

En la ciudad ucraniana de Lyman, hasta hace poco ocupada por los rusos, fue detectada una fosa común de la que se han exhumado hasta ahora 32 cuerpos. Es la segunda fosa encontrada en Lyman hasta la fecha.

Ravina Shamdasani, portavoz del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, dijo que “los daños causados a centrales y líneas eléctricas clave de cara al próximo invierno suscitan una mayor preocupación en torno a la protección de los civiles y, en particular, su impacto en las poblaciones vulnerables”.

Shamdasani subrayó que “dirigir ataques directamente contra civiles e infraestructuras civiles es un crimen de guerra”.

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