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El misil cayó hacia las 10:30 horas (local), una hora en la que cientos de personas acuden cada día para esperar un tren que los evacúe de Krematorsk, en el este de Ucrania. Decenas de ellas murieron en el bombardeo .
"Busco a mi marido, estaba ahí, no puedo localizarlo", dice entre lágrimas una mujer, que duda en acercarse a los cuerpos de la estación ferroviaria.
Tras el ataque, un silencio sepulcral reina sobre la estación de ladrillos rojos y blancos. A su alrededor, hay vidrios rotos, maletas abandonadas y rastros de sangre.
También están los restos retorcidos del misil, en el que se puede leer, con letras blancas y en ruso, la inscripción "por nuestros niños".
La frase, que suena a venganza, es usada a veces por los separatistas prorrusos para referirse a sus hijos muertos en la guerra del Donbás, que comenzó en 2014.
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"Ataque deliberado"
En el andén, varios cadáveres yacen al lado de un bastón y no lejos de un conejo de peluche. A dos pasos de donde impactó el misil, dejando un hoyo en el suelo, una bolsa de cuero y el resto de un pie.
En medio de los escombros, un policía recoge los celulares llenos de sangre. Uno de ellos sigue sonando en el vacío.
Las autoridades juntan los cuerpos en un rincón de la explanada, bajo los toldos de las pequeñas tiendas donde los pasajeros suelen comprar una bebida antes de subir al tren.
Y bajo órdenes de un médico militar, soldados y policías evacuan a los cadáveres en un camión del ejército.
Algunas de las bolsas no pesan, solo hacen falta dos hombres para cargarlas, lo que deja pensar que en su interior hay cuerpos de niños o sólo partes de cadáveres.
"Vi unos 15 heridos, pero es difícil decir cuántos hubo, muchos fueron evacuados inmediatamente en coches hacia los hospitales", explica un voluntario, que antes del ataque, estaba ayudando a canalizar el flujo de familias en la estación.
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Según el gobernador de la región de Donetsk, Pavlo Kyrylensko, al menos 50 personas murieron, entre ellos cinco niños. El director de la compañía ferroviaria ucraniana Ukrzaliznytsia, Oleksandre Kamyshin, denuncia que el ataque fue "deliberado".
Una hora antes del ataque, centenares de personas, entre ellos ancianos, mujeres y niños, aguardaban en fila para salir de la región.
Los últimos días, miles de personas fueron evacuados en tren a zonas más seguras del país ante la posibilidad de una nueva ofensiva rusa.
Las autoridades ucranianas llevaban días pidiendo a la población que evacuara la región del Donbás, aún bajo control ucraniano y de la cual Krematorsk es la capital.
Pero aún así, para el ejército ruso, que denuncia una provocación por parte de Kiev, "el objetivo de este ataque orquestado por el régimen de Kiev (...) era impedir que la población civil se fuera" de la ciudad.
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"Doble explosión"
En medio de la desolación, Natalia busca su bolsa y su pasaporte. "Había mucha gente en la estación y delante de ella. Estaba en el interior, escuché como una doble explosión, me precipité contra el muro para protegerme", cuenta.
Le cuesta hablar y, junto a un policía, camina rápidamente tratando de evitar la sangre pisoteada y que se extiende por todos lados.
"Luego vi gente entrando llena de sangre en la estación, cuerpos por todas partes en el suelo, no sé si heridos o muertos. Los soldados se apresuraron a decirnos que evacuáramos la estación, dejé todo aquí", recuerda.
En el pasto frente al edificio, una cinta policial prohíbe acercarse demasiado a los restos retorcidos de un gran misil caqui.
"Era un misil Tochka, una bomba de racimo", asegura a la AFP un agente de policía en el lugar de los hechos. "Explota en varios lados, sobre una superficie del tamaño de un terreno de fútbol", afirmó.
Según la sangre del suelo y los testimonios recogidos en el lugar de los hechos, las víctimas fueron acribilladas en varios lugares de la estación, en el andén principal contiguo y en su plaza.
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ed