Estambul/Moscú.— Turquía y Rusia intentaron este viernes desactivar una crisis militar que podría hacer saltar por los aires la precaria situación en Siria, donde ataques y represalias entre fuerzas turcas y sirias causaron decenas de muertos en la región fronteriza de Idlib.
El presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, y su homólogo ruso, Vladimir Putin, conversaron por teléfono y ambos expresaron su “seria preocupación” por la situación en Idlib, en el extremo noroeste de Siria, y decidieron estudiar la “posibilidad de celebrar una cumbre próximamente”.
El mandatario de Estados Unidos, Donald Trump, y Erdogan hicieron un llamado conjunto a Rusia y Siria para que “detengan” su ofensiva, informó la Casa Blanca.
El jueves murieron al menos 33 militares turcos en ataques del régimen de Damasco, protegido de Moscú. En una serie de intensos bombardeos de represalia, las fuerzas de Ankara mataron a su vez este viernes a 45 combatientes sirios.
Diez combatientes del Hezbolá libanés que luchan, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), junto con las fuerzas del régimen sirio, murieron en ataques turcos cerca de Saraqeb, agregó la misma fuente, y siete civiles perdieron la vida en ataques atribuidos a la aviación rusa, según el OSDH.
Al caer la noche, el ministerio de Defensa turco informó de una nueva baja en sus filas. Turquía “sigue atacando objetivos del régimen” de Damasco, señaló el tuit. Al mismo tiempo que hablaba con Putin, Erdogan intentaba también movilizar apoyos diplomáticos en el seno de la OTAN, conversaba con su homólogo estadounidense y amenazaba a sus vecinos europeos con permitir el paso de miles de migrantes que buscan desesperadamente refugio en Europa. Trump le expresó su “pésame” a Erdogan por las bajas.
Esta escalada puede agravar la situación humanitaria, que ya es catastrófica, en Idlib, de donde cerca de un millón de personas han sido desplazadas por la ofensiva que lleva a cabo en la región el régimen de Damasco con ayuda de Rusia.
Los enfrentamientos entre fuerzas turcas y sirias han abierto una brecha entre Ankara y Moscú, que pese a sus intereses divergentes, habían reforzado su cooperación en los últimos años sobre temas que incluyen a la propia Siria, la energía o la defensa. La cumbre entre Erdogan y Putin podría tener lugar “el 5 o 6 de marzo”, indicó el Kremlin. El ministerio ruso de Defensa afirmó que los soldados turcos que murieron en los bombardeos atribuidos al ejército sirio se encontraban entre “unidades de milicianos de grupos terroristas”, lo que fue rechazado por Turquía.
Turquía instó a la comunidad internacional a crear una zona de exclusión aérea en el noroeste del país, para impedir los bombardeos del régimen sirio y su aliado ruso.
Y en un aparente intento de presionar a la Unión Europea (UE), Turquía anunció que dejará pasar a los migrantes que intentan entrar en Europa. “Me voy a Alemania”, declaró a la AFP Sebhatullah Amani, un migrante afgano de 20 años, antes de subir a un autocar en Estambul que iba a la frontera griega
Centenares de migrantes provenientes de Turquía no pudieron entrar a Grecia por el puesto fronterizo de Kastanies, indicó este viernes una fuente policial griega. Las autoridades griegas y búlgaras reforzaron la seguridad en sus fronteras con Turquía tras el anuncio de ese país de que dejará pasar hacia Europa a los solicitantes de asilo. Sobre el terreno, el ejército sirio, con el apoyo de Rusia, reconquistó varias localidades de Idlib en las últimas semanas, aunque grupos rebeldes respaldados por Turquía retomaron el control de Saraqib.