San José.— El gobierno de Florida comenzó a exigir este mes una prueba de que se reside en ese estado y frustró a turistas latinoamericanos y caribeños con alto poder adquisitivo que retornaran en 2021 a Miami, uno de los destinos principales y predilectos en Estados Unidos, y ello con la intención de acceder al “nuevo oro”: la vacuna contra el coronavirus, más que a visitar sus playas y centros comerciales.
La decisión estatal, que impidió a no residentes de Estados Unidos la opción de inocularse para enfrentar a la pandemia al saltarse las lentas y gigantescas filas de millones de personas que demandan el antígeno, fortaleció el potencial de algunos países de América Latina y el Caribe —en especial a Cuba y Costa Rica— de beneficiarse de un plan a mediano y largo plazo: el turismo de dosis.
Cuba, que el 1 de marzo próximo iniciará la crucial tercera fase de experimentación de una de sus vacunas para inmunizar ante el Covid, es uno de esos países.
El proyecto es promovido por el gobierno de Cuba con sentido humanitario y, de acuerdo con las autoridades isleñas, está desprovisto de intereses comerciales, porque busca favorecer a extranjeros de visita en esa nación, en lo que sería una apetecida mezcla de sol, playa, mojitos, daiquirís, música, baile y salud.
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Al menú se añadiría un atractivo cubano: nación de capitalismo estatal y anticapitalismo imperialista, en un choque entre lo prohibido por Estados Unidos —viajar a Cuba— y el desafío a burlar las reglas de Washington.
Con más de 60 años de estar políticamente enfrentado a Estados Unidos, su vecino del que está separada por el Estrecho de Florida y a sólo 90 millas al norte de distancia, Cuba es el último país de régimen comunista en América Latina y el Caribe, y uno de los últimos herederos del comunismo mundial que floreció de 1946 a 1991 y empezó a colapsar en 1989 con el caída del muro de Berlín.
El director del (estatal) Instituto Finlay de Vacunas de Cuba, Vicente Vérez, anunció en enero pasado que “todos los extranjeros” que lleguen a la isla y quieran vacunarse podrán hacerlo.
Cuba es la primera nación latinoamericana y caribeña en presentar sus propias vacunas contra la epidemia; tiene cuatro propuestas del inyectable: Soberana 01, Soberana 02, Abdala y Mambisa. Vérez detalló que Cuba trabaja en crear capacidades para producir 100 millones de dosis de Soberana 02 para satisfacer las necesidades internas y de otros países. La tercera etapa de ensayos clínicos se hará con 150 mil dosis para inocular a voluntarios.
“No somos una multinacional, donde el propósito financiero es la razón número uno, nuestro fin es crear más salud”, aseguró, citado por la agencia cubana de noticias Prensa Latina.
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Soberana 02 comenzó el segundo periodo de ensayos clínicos el 22 de diciembre y se convirtió en el primer candidato latinoamericano en llegar a esa etapa, que incluye a casi 900 voluntarios, agregó Vérez.
En contraste en el abanico ideológico, Costa Rica entraría al escenario del turismo de vacunas con un combinado de salud, volcanes, montaña, playa, sol, animales exóticos y defensa de la conservación del medio ambiente. Es una de las más sólidas democracias de América, tiene una robusta y reconocida tradición internacional en turismo de salud en un consolidado sistema sanitario compartido por los sectores público y privado. Costa Rica emergió en diciembre como el segundo país de América Latina y el Caribe en empezar la vacunación, después de México.
“Efectivamente, Costa Rica también ha estado persiguiendo ese mercado”, dijo Massimo Manzi, director Ejecutivo de la Cámara Costarricense de la Salud, que apoya a las instituciones públicas y privadas en consolidar y fortalecer la imagen del país como tradicional destino de turismo de salud.
“En el caso de la vacuna, primero habrá que ver cuándo va estar disponible para el sector privado, tal vez en la segunda mitad del año, pero entonces habrá que analizar la diferencia en costos entre la vacuna en Costa Rica y en otros países”, explicó Manzi a EL UNIVERSAL.
“Pudiera ser un vehículo de promoción turística si logramos fortalecer las condiciones de control de la enfermedad con contagios muy bajos y alcanzar este año la inmunidad de rebaño, o sea, una cobertura casi total de nuestra población y entonces promovernos como destino seguro libre del Covid-19 al tener una población inmune”, aclaró.
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“Podría ser que la misma vacunación pueda generar un servicio adicional que se brinde a los turistas”, destacó. Una de las dificultades, advirtió, es que el mercado nacional debería ajustarse y bajar los costos financieros, para que una familia genere un ahorro sustancial y aproveche viajar a Costa Rica y de paso vacacione.
“Existe un movimiento internacional de pacientes que buscan acceso a medicamentos a menor costo, desde Estados Unidos hasta México, y aprovechan diferencias en precios”, dijo.