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Washington.— Una muy dividida Corte Suprema avaló ayer la prohibición que impuso el presidente Donald Trump a la llegada de ciudadanos de países musulmanes, rechazando los argumentos de que era discriminatoria o de que Trump había excedido sus poderes.
La decisión, por cinco votos a favor y cuatro en contra, representa una gran victoria para Trump en un tema primordial para su presidencia, y es la primera decisión sustancial que emite el máximo tribunal sobre las políticas de Trump. El presidente rápidamente tuiteó su reacción: “CORTE SUPREMA MANTIENE PROHIBICIÓN DE VIAJES DE TRUMP. ¡Wow!”. Posteriormente, a través de un comunicado formal, calificó de “victoria tremenda” el fallo.
El magistrado presidente, John Roberts, escribió la opinión mayoritaria, a la que se le unieron sus cuatro colegas conservadores, incluido el nominado de Trump, Neil Gorsuch. Roberts señaló que un presidente tiene amplia autoridad en el tema de inmigración y rechazó el argumento de que el mandatario había evidenciado un prejuicio contra los musulmanes.
“En resumen, el lenguaje... es claro y el decreto no excede ningún límite de la autoridad del presidente”, indicó. Sin embargo, se cuidó de no expresar apoyo a las provocadoras declaraciones de Trump sobre la inmigración en general o sobre los musulmanes en particular. “Nos abstendremos de pronunciar nuestra opinión sobre la justificación de esta política”, escribió.
La jueza Sonia Sotomayor redactó la opinión del disenso, en la que expresó que con base en la evidencia, “un observador razonable llegará a la conclusión que esta Proclamación se basó en un prejuicio contra los musulmanes”.
Los magistrados que llegaron a la conclusión contraria, dijo Sotomayor, lo hicieron “ignorando los hechos, tergiversando los precedentes legales y haciéndose de la vista gorda al dolor y sufrimiento que esta Proclamación ha infligido a un sinnúmero de familias e individuos, muchos de los cuales son ciudadanos estadounidenses”.
El texto en cuestión es la tercera versión de un decreto que había provocado una ola de rechazo mundial luego de ser puesta abruptamente en vigor por la Casa Blanca el 27 de enero de 2017, una semana después de que Trump asumiera la presidencia. La versión aprobada del decreto aplica a unas 150 millones de personas de cinco países mayoritariamente musulmanes: Irán, Libia, Somalia, Siria y Yemen, además de Corea del Norte, y también a algunos funcionarios específicos de Venezuela.
Un sexto país con mayoría musulmana, Chad, fue retirado de la lista en abril luego de mejorar “sus prácticas de identificación y de compartir información”, dijo Trump en el anuncio. Su gobierno consideró el decreto una medida necesaria ante preocupaciones relacionadas con la seguridad nacional.
La Corte Suprema dijo que la prohibición entrará en vigor en su mayoría en diciembre, mientras continúa el desafío legal.
La organización American United, que forma parte del grupo que demandó inicialmente la iniciativa de Trump, se quejó de que la decisión de ayer “reniega de uno de los valores fundacionales” de EU: “El gobierno nunca puede apuntar a la religión de alguien para discriminarlo”.
El líder de la minoría demócrata en el Senado, Chuck Shumer, afirmó que el “veto migratorio no nos hace más seguros”.
El fiscal general, Jeff Sessions, aseguró que el fallo es “fundamental” para garantizar la “continua autoridad del presidente Trump, y de todos los presidentes por venir, para proteger a los estadounidenses”.
Cientos de personas protestaron en distintas ciudades de EU al darse a conocer el fallo, incluyendo la capital, Washington, así como Nueva York y Seattle.