Washington.— Se suponía que era una fiesta para celebrar la “marea roja” que arrasaría en las elecciones de medio término.
En vez de eso, el ambiente en la fiesta que organizó el martes el expresidente Donald Trump en Mar-a-Lago, Florida, era más parecido al de un funeral. La “ola” republicana nunca se hizo realidad y aunque es probable que se queden con la Cámara de Representantes, el margen será muy estrecho, y en el Senado, los demócratas aún están vivos y defendiendo cada escaño.
No son buenas noticias para Trump. El exinquilino de la Casa Blanca incidió en primarias republicanas clave y realizó mítines en todo el país para apoyar a los candidatos. Los resultados no fueron los esperados. Uno de los aspirantes al que más apoyó en su carrera al Senado fue el doctor Mehmet Oz, quien perdió en Pennsylvania ante el demócrata John Fetterman. Así, el partido perdió uno de los asientos que tenía en la Cámara Alta.
El apoyo de Trump tampoco bastó al republicano Tudor Dixon en la carrera por la gubernatura en Michigan ni a Kristina Karamo, quien perdió su candidatura a la secretaría de Estado.
Trump reconoció que el resultado fue “en cierto modo, decepcionante”. Había advertido que la gloria republicana era suya, no así un fracaso, y no todas las buenas noticas en el Partido Republicano le benefician. Como el triunfo en Florida del gobernador Ron DeSantis, posible rival del magnate en 2024. Hasta el presidente Joe Biden se mofó. “Será divertido verlos”. Trump aún tiene pendiente un “gran anuncio” el 15 de noviembre. ¿Se animará a lanzar su candidatura?
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