El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, prometió a la Asociación Nacional del Rifle (NRA) que seguirá apoyando el derecho de los ciudadanos a portar armas, tras el debate que se ha generado en el país a raíz del tiroteo que el pasado 14 de febrero dejó 17 muertos en un instituto de Florida, y que se repitió ayer en la Universidad Central de Michigan, donde un estudiante mató a sus padres.

Trump cenó el jueves en la Casa Blanca con directivos de la Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés), un poderoso grupo de presión que se opone al control de armas en el país, y les hizo una única promesa, según aseguró ayer la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Hu-ckabee Sanders: “Sólo les prometió que seguirá apoyando la segunda enmienda [de la Constitución de EU, que garantiza el derecho a portar armas], que eso no es algo en lo que nos hayamos retractado”.

En un tuit el jueves por la noche, Trump anunció que había mantenido una “gran reunión en el Despacho Oval con la NRA”. Poco después, el estratega jefe de la asociación, Chris Cox, aseguró en otro tuit que Trump y el vicepresidente estadounidense “apoyan la segunda enmienda” y “no quieren control de armas”.

Esa afirmación llega poco después de que Trump expresara su apoyo a ciertas medidas que sí supondrían un mayor control de armas, como el aumento de la edad mínima para comprar un rifle semiautomático o la prohibición de bump stocks, dos ideas a las que se opone frontalmente la NRA.

Sin embargo, la presión sobre el tema sigue en aumento: las compañías Kroger y L. L. Bean anunciaron que ya no venderán armas a personas menores de 21 años, convirtiéndose en la tercera y cuarta cadenas minoristas de esta semana en imponer restricciones que son más fuertes que las leyes federales. Los anuncios siguen a decisiones similares de las cadenas Dick’s Sporting Goods y Walmart.

Kroger, la cadena de supermercados más grande de EU, dijo el jueves que desde la masacre de Florida está claro que los puntos de venta de armas deben ir más allá de lo que exigen las leyes federales actuales.

“En respuesta a los trágicos acontecimientos en Parkland y en otras partes, hemos analizado a fondo nuestras políticas y procedimientos sobre venta de armas de fuego”, señaló Kroger Co. en un comunicado.

La cadena L.L. Bean también indicó que ya no venderá armas de fuego ni municiones a cualquier persona menor de 21 años.

En tanto, ayer se registró otro tiroteo en Estados Unidos, esta vez en la Universidad Central de Michigan (CMU), en la localidad de Mount Pleasant, donde un joven asesinó a tiros a sus padres en su dormitorio del campus y luego huyó.

Más de 100 policías en uniformes con camuflaje registraban los vecindarios cercanos a la universidad en búsqueda del presunto agresor, un estudiante de 19 años identificado como James Eric Davis Jr.

El tiroteo se registró el día en que los padres llegan a recoger a los estudiantes por el inicio de un periodo vacacional de una semana.

La policía publicó una fotografía de Davis Jr. y exhortó a la gente a llamar al 911 si lo ve, pero también advirtió que no debe ser confrontado. Horas después del cierre del campus, la policía inició un “retiro lento y metódico” del personal y los estudiantes, a quienes se les ordenó buscar refugio en edificios de las instalaciones escolares, informó el teniente Larry Klaus, quien dijo que el joven “debe ser considerado armado y peligroso”.

Klaus, aseguró que “ningún estudiante, profesor o miembro de la universidad” resultó herido durante el tiroteo. Explicó que las primeras investigaciones llevan a la conclusión que el ataque se produjo a raíz de una “situación doméstica familiar”. La universidad identificó a las dos víctimas como James Davis padre y Diva Davis.

El jefe policial indicó que el agresor fue ingresado la noche anterior en un hospital local por “una sobredosis o mala reacción a la droga” y posteriormente fue dado de alta. Davis, de 1.79 metros de altura, fue visto por última vez huyendo del escenario del crimen vistiendo unos pantalones amarillos y una sudadera azul con capucha.

“Este ha sido un día trágico... el dolor perdurará un buen rato”, declaró el presidente de la universidad, George Ross.

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