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Bruselas.— Los líderes de la mayor organización militar del planeta se reúnen hoy para la cumbre más impredecible en siete décadas.
Los líderes de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) han celebrado 29 reuniones desde 1949 y cada una ha sido utilizada para introducir nuevas políticas, recibir nuevos aliados o reforzar la respuesta ante amenazas emergentes.
“En el pasado este tipo de cumbres eran extremadamente predecibles, todos sabíamos de manera anticipada las decisiones a tomar y que el presidente estadounidense las apoyaría, pero ahora tenemos un presidente [de EU] que es impredecible, así que a pesar de que todo está preparado, nadie sabe cuál será al resultado porque no sabemos qué hará [Donald] Trump durante la cumbre“, dice a EL UNIVERSAL Dick Zandee, experto en defensa del Instituto holandés de Relaciones Internacionales, Clingendael.
Será la segunda visita del presidente estadounidense al cuartel general de la Alianza. En mayo del año pasado se quejó de los europeos por su insuficiente gasto colectivo en defensa, al tiempo que se negó a endosar claramente el vital Artículo 5 de la OTAN, el cual dice que un ataque armado contra uno o más miembros será considerado como un ataque contra todos. Desde aquel reclamo en plena inauguración del nuevo cuartel del Consejo Atlántico se han dado cambios significativos.
El número de países que cumple el compromiso de destinar 2% del PIB en defensa aumentó de cinco a ocho (EU, Grecia, Estonia, Reino Unido, Letonia, Polonia, Lituania y Rumanía), y han acelerado la ejecución de los programas de seguridad cibernética y capacitación de las fuerzas iraquíes para combatir la yihad, entre otros temas. Trump quería, además, ver mayor actividad de la OTAN en la lucha contra el terrorismo.
“¿Será suficiente para Trump? Hay cosas buenas sobre la mesa que Trump podría adjudicarse como triunfos y así celebrar una cumbre en armonía, pero parece interesarle sólo un asunto, el gasto del 2% del PIB en defensa”, sostiene en entrevista Paul Taylor, experto en seguridad del think tank Friends of Europe.
Si bien Trump tiene razón en demandar el cumplimiento del acuerdo del 2%, al ritmo actual se espera que sólo siete países más cumplan esa norma para 2024. La presión que está ejerciendo en el “talón de Aquiles” de los miembros de la organización podría tener severas consecuencias.
“Desde el presidente (John F.) Kennedy se le ha dicho a Europa que gaste más en defensa y cargue con mayor peso de la carga militar, un mensaje repetido por todos los presidentes hasta Barack Obama, pero Trump ha añadido un elemento de incertidumbre que nadie antes había introducido”, sostiene Zandee.
“El elemento impredecible pone en riesgo la solidaridad aliada. Al final del día, siempre los estadounidenses colocaban la unidad y la solidaridad por encima de sus reclamos a los europeos, pero Trump le ha dado un viraje, su prioridad es exigir a los europeos hacer más y si es en detrimento de la unidad, que así sea”, agrega el experto.
Afirma que son múltiples los peligros a los que tiene que responder la organización; entre ellos, el terrorismo, el deterioro de la seguridad en Medio Oriente y Rusia como agresor cibernético, diseminador de desinformación y desestabilizador.
“El riesgo es que Trump termine monopolizando titulares con una agenda centrada en su disputa comercial”, indica Taylor. Prevé que la distante relación entre la UE y Wa-shington se profundice.