El 13 de febrero pasado, el expresidente de Estados Unidos, , sobrevivió a su segundo juicio político. El proceso fue resultado del asalto al Capitolio por parte de sus seguidores, el 6 de enero, cuando el Congreso se reunía para ratificar la victoria del demócrata Joe Biden en las elecciones presidenciales de noviembre de 2020.

El entonces mandatario llevaba meses proclamando sin pruebas que le habían hecho fraude y arengó a miles de sus seguidores reunidos en el parque La Elipse: “Si no luchas como el infierno, ya no tendrás un país”; lo que siguió fue el asalto al Capitolio por parte de trumpistas, con escenas de caos, que dejaron cinco muertos.

La Cámara de Representantes aprobó el 13 de enero un segundo impeachment contra el republicano; se le acusó de “incitar a la insurrección” y el 13 de febrero fue absuelto por el Senado. La Cámara Alta votó 57-43 a favor de la condena (50 demócratas y siete republicanos); sin embargo, se necesitaban 67 votos para que el exgobernante fuera declarado culpable.



Los gerentes demócratas (fiscales) fueron liderados por el representante Jamie Raskin quien, tras la absolución, declaró que los senadores “no nos arrepentimos en absoluto. Lo dimos todo en el Senado de EU y cada senador sabía exactamente lo que sucedió”.

También criticó a republicanos que vieron al expresidente “moralmente responsable” de provocar el asalto al Capitolio, pero que no votaron por condenarlo como el líder de la minoría del Senado, Mitch McConnell.

Tras la absolución, especialistas coincidieron en que eso enviaba "mensajes peligrosos a los futuros presidentes", como decía Politico en febrero.
El medio decía que algunos de los expertos "advirtieron sobre una reacción violenta contra los demócratas o un movimiento violento contra el gobierno envalentonado por la liberación de Trump. Algunos se mostraron más optimistas sobre su importancia (…) Y es muy posible que el resultado final esté completamente fuera de las manos del Congreso o de Washington".

Otros especialistas, como Brian Greenspan, abogado de defensa criminal, expresidente de la Asociación de Abogados Criminalistas y presidente fundador del Consejo Canadiense de Abogados de Defensa Criminal, indicaron a The Globe and Mail, tras el proceso, que “la conducta de (…) Trump antes, durante y después del hecho es consistente con su culpa e inconsistente con cualquier otra conclusión racional. El sentido común exige convicción. La decencia común exige una convicción”.

“El hecho de que el Senado no responsabilice a Trump y, al hacerlo, no evitará que se postule nuevamente para un cargo, tendrá consecuencias duraderas y terribles”, alertó Keisha N. Blain, profesora asociada de historia en la Universidad de Pittsburgh, a Politico.

La Constitución de EU dice que la condena puede ocasionar “la destitución del cargo y la descalificación para ocupar y disfrutar de cualquier cargo de honor, fideicomiso o beneficio en Estados Unidos”.

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A The Globe and Mail, Joanna Baron, directora ejecutiva de Canadian Constitution Foundation, dijo que “posiblemente, la evidencia más condenatoria contra el expresidente Trump provino de una declaración dada a Politico (…) por el senador republicano Tommy Tuberville. Tuberville dijo que habló con Trump cuando la turba se acercaba al Senado y le informó que el vicepresidente Mike Pence acababa de ser evacuado de la cámara. Incluso después de escuchar esto, Trump continuó humillando a Pence en Twitter”.

En marzo, Trump defendió que los manifestantes quisieran colgar a Pence, según una entrevista con el periodista de ABC News Jonathan Karl  que se difundió en noviembre pasado.

Tras su absolución, el entonces mandatario señaló que el proceso fue “la mayor caza de brujas en la historia” de EU y que su “movimiento histórico, patriótico y hermoso para hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande acaba de comenzar. En los meses venideros tengo mucho que compartir con ustedes y espero continuar nuestros increíble recorrido juntos para lograr la grandeza estadounidense para toda nuestra gente”.

En este año, el exmandatario no ha dejado los reflectores y ha atacado al gobierno de Biden en cada oportunidad. Por la crisis migratoria: “Es un desastre nacional”, dijo el expresidente; por la salida de Afganistán: “Joe Biden y su inepta administración se rindieron derrotados”, criticó el republicano, entre otras ocasiones.

A más de un año de las elecciones, el expresidente sigue defendiendo, sin bases, que le “robaron” el triunfo. No obstante, su próximo golpe ya inició: The Atlantic publicó en diciembre un reportaje del premio Pulitzer Barton Gellman, titulado, “el próximo golpe de Trump ha comenzado”, en el que se menciona que él “y su partido han convencido a un número abrumador de estadounidenses de que el funcionamiento esencial de la democracia es corrupto, que las afirmaciones inventadas de fraude son ciertas, que sólo las trampas pueden frustrar su victoria en las urnas, que la tiranía ha usurpado su gobierno, y que la violencia es una respuesta legítima”.

Además, sigue el texto, “cualquier republicano podría beneficiarse de estas maquinaciones, pero no pretendamos que haya suspenso. A menos que la biología interceda, Donald Trump buscará y ganará la nominación republicana a la presidencia en 2024. El partido está esclavizado. Ningún oponente puede romperlo y pocos lo intentarán”.

La doctora Mary Frances Berry, historiadora, escritora, abogada, activista y profesora estadounidense, afirma a EL UNIVERSAL que "Trump o alguien con políticas similares será el candidato republicano".

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