Washington.— El presidente saliente de Estados Unidos, Donald Trump, sin reconocer su derrota, finalmente dio luz verde para que inicie el proceso de transición de gobierno, lo que implica dotar de información clave y recursos al presidente electo, Joe Biden.

“Quiero agradecer a Emily Murphy en GSA [Administración General de Servicios] por su firme dedicación y lealtad a nuestro país. Ha sido acosada, amenazada y objeto de abusos —y no quiero ver que esto le pasa a ella, su familia o a empleados de GSA—. Nuestro caso continúa FUERTEMENTE, seguiremos la lucha y creo que prevaleceremos”, tuiteó Trump, y añadió que ha dado instrucciones a su equipo para que hagan lo necesario respecto a los “protocolos iniciales” de la transición.

También instruyó a su equipo a hacer lo mismo.

Minutos antes, se dio a conocer una carta de Murphy a Biden, señalando que debido a “eventos recientes en cuanto a impugnaciones y certificaciones de los resultados electorales”, se tomó la decisión de poner a disposición de Biden “los recursos y servicios” con que cuenta la GSA para “apoyar en la transición presidencial”. Aludió así a la certificación de resultados en Georgia, Michigan, así como a reveses legales que ha sufrido Trump en otros estados.

La decisión implica liberar 6.3 millones de dólares para la transición, además de otro millón de dólares para sesiones de orientación y un directorio de la transición, indica el documento.

En total, los recursos que la GSA debe liberar ascienden a 9.9 millones de dólares. La GSA sub-rayó que no son ellos quienes “certifican” el triunfo de un candidato. Murphy negó también presiones de Trump para no liberar los recursos y en cambio señaló que ha sido “amenazada” por no iniciar la transición.

El director ejecutivo del equipo de transición de Biden, Yohannes Abraham, dijo que “la administradora de la GSA ha verificado al presidente electo, Joe Biden, y la vicepresidenta electa, Kamala Harris, como los ganadores aparentes de la elección” y que en los “próximos días los funcionarios de transición comenzarán a reunirse con los funcionarios federales”.

Con el inicio de la transición, Biden podrá recibir los mismos informes que el presidente Trump; su equipo tendrá, asimismo, acceso a información confidencial y se legaliza el contacto con funcionarios de la administración saliente para todo lo relacionado con el cambio de mando.

Aun antes de que Trump concediera el inicio de la transición, Biden dio una probada de lo que será su administración, a partir de enero de 2020, al anunciar a sus nominados para política exterior y Seguridad Nacional.

Se trata de veteranos de carrera, funcionarios que apuestan por el multilateralismo y que son una muestra de la diversidad de EU. Como secretario de Estado, nominó a Antony Blinken, apasionado por los derechos humanos y asesor de larga data de Biden. Partidario de la cooperación internacional, ha prometido trabajar para reparar las maltrechas alianzas con los socios de Estados Unidos después de cuatro años de gobierno de Donald Trump.

Una de las nominaciones más aplaudidas fue la de Alejandro Mayorkas, como secretario del Departamento de Seguridad Nacional, donde ya fue subsecretario. Será, de ser avalado, el primer latino —es cubano—, primer migrante, en asumir un cargo así, al que llevará su visión de que hay que acoger a quienes dejan sus países de origen —como él y su familia—, para buscar una vida mejor. Como mayor referente, fue uno de los grandes impulsores del DACA.

Destacan también las nominaciones de mujeres: Avril Haines, a quien Biden propone para dirigir la Inteligencia Nacional, y Janet Yellen, para ser secretaria del Tesoro, que serían las primeras mujeres en ocupar esos puestos. Otra mujer, la afroestadounidense Linda Thomas-Greenfield, sería la próxima embajadora ante Naciones Unidas.

Los otros dos nominados también dicen mucho de lo que se puede esperar en los próximos cuatro años: Jake Sullivan, propuesto como asesor de Seguridad Nacional, es el más joven de todos los anunciados, pero fue ya asesor durante las negociaciones del acuerdo nuclear con Irán, y se ha opuesto a una “solución militar” para Venezuela.

John Kerry, designado enviado especial para el Clima, fue el encargado de firmar en nombre de EU el Acuerdo de París, que Trump abandonó. De todos, sólo su cargo y el de asesor de seguridad nacional no requieren el aval del Senado, por lo que la composición de éste, que se sabrá en enero, será clave para saber las batallas que le esperan de inicio a Biden.

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