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Washington.— El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, insinuó que la histórica reunión con el líder de Corea del Norte, Kim Jong-un, podría aplazarse si no se cumplen “ciertas condiciones”.
Las dudas se empiezan a sembrar en un encuentro previsto inicialmente para el 12 de junio en Singapur, pero que desde hace unos días está tambaleándose a pesar de la euforia inicial, que incluso llevó a la Casa Blanca a acuñar una medalla conmemorativa.
“Hay una opción muy significativa de que no funcione”, reconoció Trump en presencia de su homólogo surcoreano, Moon Jae-in, con quien se reunió ayer en la Casa Blanca para tratar de salvar la reunión con Norcorea y continuar con la pacificación de la península coreana.
El mandatario estadounidense insistió en su pesimismo, reiterando que si no se cumplen una serie de condiciones, que no detalló, “no tendremos reunión”. Al final del túnel, sin embargo, hay una esperanza: es posible que no sea una cancelación sino solamente una postergación, y que el encuentro histórico entre Trump y Kim “ocurra quizá más tarde, en un momento diferente”, según el propio magnate.
Las declaraciones de Trump chocaron con la confianza surcoreana, que aseguró que hay un 99.9% de opciones de que todo siga como está previsto.
Por su parte, el gobierno de Wa-shington, empezando por el secretario de Estado, Mike Pompeo, se mostró convencido de que la cumbre se celebrará el 12 de junio —como se había anunciado en un principio— y está trabajando y “haciendo todo lo posible” para que así sea.
La culpa del enfriamiento de las opciones de encuentro es, según el presidente estadounidense, un supuesto “cambio de actitud” por parte de Kim Jong-un.
Trump dijo que ha sentido una “diferencia” de aproximación del líder norcoreano desde que, hace unos días, se viera por segunda vez con el presidente chino, Xi Jinping, a quien de forma velada culpó del “cambio de actitud”.
“Estoy muy decepcionado porque cuando Kim tuvo su segunda reunión con Xi hubo un cambio en su actitud. No puedo decir que esté feliz con eso”, afirmó. Trump añadió que “el presidente Xi es un gran jugador de póquer” y que “quizá” tuvo algo que ver en el cambio de Pyongyang.
Trump está en lo cierto respecto del aumento de la tensión desde Pyongyang, especialmente desde la semana pasada.
Kim empezó a sembrar dudas sobre cuál era la definición de desnuclearización para ambas partes, se enojó por ejercicios militares estadounidenses —posteriormente cancelados— y la advertencia desde círculos cercanos a Trump de que Estados Unidos apostaba por el “modelo libio” para conseguir que Corea de Norte se deshiciera de sus armas e instalaciones nucleares.
El líder norcoreano vio en esa estrategia un mal augurio a su régimen, ya que el dictador libio Muamar el Gadafi acabó derrocado y posteriormente ejecutado.
Trump, sin embargo, siguió ofreciendo una rama de olivo para que su histórico encuentro siga adelante, prometiendo seguridad y ninguna afectación a su régimen. Si desnucleariza su país de una vez, Estados Unidos se compromete a que Corea del Norte será un “país feliz y rico”.