Washington.— El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, no asistirá a la Cumbre de las Américas que se celebra este fin de semana en Lima, Perú, y tampoco viajará a Colombia. Para justificar la cancelación de la que sería su primera gira por Latinoamérica, la Casa Blanca citó la necesidad de supervisar la respuesta que se dará al presunto ataque químico en Siria y otros acontecimientos mundiales.
“El presidente se quedará en Estados Unidos para supervisar la respuesta estadounidense en Siria y monitorear los acontecimientos en todo el mundo”, informó en un comunicado la portavoz Sarah Sanders.
La suspensión agarró a parte de la administración Trump por sorpresa, que minutos antes del anuncio oficial incluso estaba comentando el trabajo que el presidente haría durante su viaje. Su lugar lo ocupará el vicepresidente Mike Pence, quien se limitará a viajar a Perú y asistir a la cumbre. El viaje a Colombia no se realizará.
Esta sería la primera vez que Trump viajaría a América Latina como presidente de EU, continente en el que tiene niveles de popularidad bajísimos y al que ha ninguneado desde antes incluso de llegar al poder. La poca simpatía por los países del sur, especialmente México, ha mermado la impresión que se tiene del líder estadounidense en la región. Para Trump, América Latina —en particular México y Centroamérica— son sólo fuente de migración, narcotráfico y crimen.
El único elemento diferente es la situación en Venezuela. Trump iba a ir a Lima a establecer su liderazgo dentro del bloque regional contra el régimen de Nicolás Maduro y la presión para un cambio en el país caribeño. Washington ha sido muy duro con Caracas, con la emisión de continuas sanciones contra funcionarios, líderes y personalidades cercanas al presidente venezolano.
De la misma manera, el magnate debía aprovechar para hacer frente a la influencia china en la región.
Desde la llegada de la administración Trump a la Casa Blanca, Beijing se ha dedicado a llenar el hueco que ha dejado Washington a base de financiamiento y apoyo a los países latinoamericanos, y EU está perdiendo el ritmo ante la competencia china.
En cambio, será la primera vez que una Cumbre de las Américas no cuente con la presencia del presidente de EU. También se elimina toda posibilidad de un encuentro entre el líder estadounidense y el presidente mexicano, Enrique Peña Nieto.
En Perú, la noticia fue recibida con decepción. “Hoy hemos tomado conocimiento de la decisión de Donald Trump de no asistir y obviamente lo lamentamos. Creo que su presencia hubiera sido destacable e importante”, dijo el presidente Martín Vizcarra, destacando que Washington respaldará los eventuales acuerdos a través del vicepresidente Pence.
Motivos internos. La cancelación del presidente estadounidense coincide con un momento de gran tumulto político dentro del país: las investigaciones del Rusiagate.
El argumento de una respuesta inmediata y “contundente” contra Siria, liderada por EU, es la excusa perfecta para que Trump, poco amante de los viajes al extranjero. Sin embargo, no sería la primera vez que el magnate ordena un ataque militar estando fuera de Washington: hace justo un año dio la orden de bombardear una base aérea siria desde su resort en Mar-a-Lago, y en presencia del presidente chino Xi Jiping.
La decisión de cancelar el viaje se conoce un día después de que el FBI allanara una de las oficinas y la residencia de Michael Cohen, el abogado personal del presidente, una iniciativa que enfureció al mandatario.
El enojo del presidente es tal que ha retomado fuerza la versión de que Trump podría despedir al fiscal especial Robert Mueller, quien encabeza las pesquisas sobre los presuntos vínculos entre Rusia y la campaña electoral del magnate y un caso de posible obstrucción de la justicia por parte del mandatario estadounidense.
La Casa Blanca dijo el martes que el presidente cree que tiene el poder de despedir al fiscal.
El cese de Mueller se considera una línea roja en las filas demócrata y republicana, aunque en la Casa Blanca ya no parece un tema tabú.
“Nos han señalado que el presidente ciertamente tiene el poder de tomar esa decisión”, dijo Sanders, quien sugirió que esta idea se discute dentro del equipo de Trump, quien al ser cuestionado ayer sobre el tema respondió: “Veremos qué sucede”.