Washington.— La administración de Donald Trump decidió tomar acciones específicas para atajar la crisis del vapeo en Estados Unidos, que ya se ha cobrado seis víctimas en todo el país. El gobierno estadounidense anunció ayer su intención de prohibir la venta de cigarrillos electrónicos con sabores diferentes al del tabaco, en un intento de paliar el creciente número de muertes por complicaciones relacionadas con estos cigarrillos.

“Tenemos que hacer algo”, dijo el presidente Donald Trump desde el Despacho Oval, visiblemente preocupado por una situación que se está investigando con celeridad.

La principal preocupación, sin embargo, es la penetración de los cigarrillos electrónicos entre los menores de edad. La popularidad entre los jóvenes ha sobrepasado al país, incapaz de dar respuesta a la venta sin restricciones de unos aparatos que las autoridades sanitarias de EU consideran “adictivos”. El propio Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) aseguró en sus investigaciones y análisis que “los cigarrillos electrónicos se consideran productos de tabaco porque en su mayoría contienen nicotina”.

El mayor problema son los diferentes sabores con los que se comercializan los vaporizadores, que van desde el mentol a varias frutas. Si bien los defensores del vapeo aseguran que ayudan a dejar de fumar, otros lo ven como una forma de seducir a jóvenes y crear nuevos adictos. Los estudios todavía son poco conclusivos sobre el uso de cigarrillos electrónicos; sin embargo, está demostrado que las recargas de sabores diferentes al tabaco tienen un mayor nivel de nicotina.

En la iniciativa también participa la oficina de la primera dama, Melania Trump, y se une al movimiento de otras administraciones y personalidades para acabar con el vapeo. Esta misma semana Michael Bloomberg, el millonario exalcalde de Nueva York, anunciaba que destinará 160 millones de dólares para combatir los cigarrillos electrónicos.

El estado de Michigan prohibió a principios de mes la venta de cigarrillos electrónicos, una decisión que también se quiere aplicar a Nueva York y que implementó la ciudad de San Francisco a finales de agosto.

Mientras el debate agarra impulso, el número de muertes se acumula. La noche del martes se conoció el sexto deceso, en el estado de Kansas; en el país hay más de medio millar casos de enfermos por temas relacionados con el vapeo desde principios de verano. No hay una razón común a todos los casos ni tampoco una homogeneidad de las enfermedades derivadas ni de los productos usados.

La decisión de la administración Trump no fue bien recibida por la American Vaping Association (AVA), contrariada porque la administración Trump esté atacando el vapeo cuando, en su opinión, está ayudando a “muchos millones de estadounidenses adultos a dejar de fumar.

“Las prohibiciones nunca han funcionado y no va a funcionar con los cigarrillos electrónicos”, explicó Gregory Conley, presidente de la AVA.

También alertó que si finalmente se aplica lo único que se conseguirá es la creación de un mercado negro del producto, igual que pasó con la prohibición del alcohol a principios del siglo pasado.

“El presidente debería reunirse con sólo uno de los millones de votantes estadounidenses que han usado sabores para dejar de fumar antes de continuar con esta estrategia draconiana”, recomendó.

Por otra parte, algunos criticaron que el gobierno actúe con enorme celeridad y aplicando medidas urgentes en el tema del vapeo por seis muertes y sin embargo no mueva un dedo para evitar las miles de muertes anuales por armas de fuego.

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