Miami.— Elegir a su compañero o compañera de fórmula para las próximas elecciones presidenciales de noviembre es una búsqueda estratégica para el exmandatario .

“Lo más importante es que, quien quedara como vicepresidente, en caso de que ganara Trump las elecciones, es que tenga la capacidad de asumir el liderazgo del país en un momento de emergencia y que se mantenga en la misma línea de Trump”, señala el politólogo y analista Pablo Salas, desde Florida, a EL UNIVERSAL. Lealtad es una palabra clave.

Trump ha declarado públicamente que su compañero o compañera “tiene que ser alguien apto para la presidencia, sí o sí”. Aseguró que debe estar preparado para todo, aunque sólo se diera en situaciones de emergencia; “no importa quién seas, puede pasarte cualquier cosa, esa aptitud es fundamental”, ha declarado Trump a varios medios.

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Foto: Especial
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El comité Make America Great Again (MAGA) (Hacer que Estados Unidos vuelva a ser grande) ha estado enviando enlaces de sitios web con encuestas a través de mensajes, preguntándoles a sus seguidores y fans a quién querrían ver como su próximo vicepresidente.

El cuestionario pregunta sobre los principales temas que preocupan a la gente, por ejemplo, asegurar la frontera, defender el derecho a portar armas o derrotar al comunismo. Otras preguntas tienen que ver si el candidato debe ser una persona de fe o un veterano militar. “Un poco basado en estas encuestas [de MAGA] y otro tanto en su propio criterio, Donald Trump ya ha mencionado a varios políticos como posibles compañeros de fórmula para las elecciones presidenciales de 2024”, comenta el especialista.

Los nombres

Entre los favoritos se encuentran el senador de Carolina del Sur, Tim Scott, y la gobernadora de Dakota del Sur, Kristi Noem. Trump ha expresado su aprecio por ambos, destacando que Scott es un excelente candidato para su fórmula y resaltando el compromiso de Noem.

Otros nombres que ha barajado incluyen al empresario Vivek Ramaswamy, la diputada Elise Stefanik, así como el gobernador de Florida Ron DeSantis y la exrepresentante de Hawái Tulsi Gabbard. A pesar de especulaciones sobre otros posibles candidatos, como Robert F. Kennedy Jr., Trump ha aclarado que su equipo nunca se ha puesto en contacto con él para sumarlo a su propuesta.

Sorpresivamente, tras la visita de Trump a la frontera con México, en Eagle Pass, Texas, donde se fotografió y convivió con el gobernador de ese estado, Greg Abbott, el expresidente sugirió antes de retirarse que Abbott también podría ser un buen compañero de fórmula.

La posibilidad de que Scott sea el compañero de fórmula se vislumbra interesante. Scott, siendo uno de los pocos afroestadounidenses en el Senado por el Partido Republicano y con una historia de enfoque en temas de justicia social y económica, podría ofrecer una dinámica complementaria a la campaña de Trump, conocida por su base conservadora y su retórica divisiva en temas raciales y sociales.

Especialistas consultados coinciden en que la inclusión de Scott podría ser un intento de Trump por suavizar su imagen y ampliar su atractivo más allá de su base tradicional, intentando capturar votantes indecisos o moderados que pueden estar buscando una opción más equilibrada. Además, “Scott aportaría una voz importante en el debate sobre la reforma policial y la justicia social, temas que han ganado prominencia en el discurso político estadounidense reciente”, dice Salas.

Se advierte que, aunque Scott podría ayudar a mejorar la imagen del Partido Republicano entre los votantes minoritarios y moderar su percepción pública, su presencia en la fórmula no necesariamente cambiaría las políticas o el enfoque general de la campaña de Trump. “La pregunta clave con Scott es si los votantes verían esta alianza como un verdadero compromiso con la inclusión y la diversidad o simplemente como una estrategia electoral”, expresa el politólogo.

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La consideración de Noem invita a un análisis fascinante sobre las dinámicas políticas y estratégicas que podrían influir en la carrera hacia la Casa Blanca. Conocida por su firme liderazgo conservador y su manejo de la pandemia de Covid-19, que se alineó estrechamente con las libertades individuales y la economía, representa una figura que podría reforzar el mensaje y la base de apoyo de Trump.

Especialistas señalan que Noem aportaría a la fórmula una combinación de conservadurismo fiscal y social con un atractivo particular entre los conservadores y libertarios. “Su gestión durante la pandemia, resistiéndose a imponer mandatos estatales amplios y enfocándose en mantener abierta la economía, podría ser vista como un punto fuerte en estados y demografías que valoran la autonomía estatal y la libertad individual”, explica Salas.

La presencia de Noem podría ser estratégicamente ventajosa para atraer a votantes femeninos, “debido a sus actitudes calificadas públicamente como groseras y misóginas”, señala Salas. Noem mantiene un liderazgo en Dakota del Sur y su visibilidad en temas nacionales ofrecen una imagen de una lideresa decidida y capaz.

Sin embargo, algunos analistas advierten sobre los riesgos de polarización adicional que podría generar, “especialmente entre los votantes indecisos o moderados que pueden ver la misma gestión de la pandemia de manera mucho más crítica”, advierte el analista.

Ramaswamy representa una figura intrigante; empresario y autor que ha emergido recientemente en el escenario político aporta una mezcla única de experiencia en el mundo de los negocios y una voz crítica a favor de los votantes preocupados por la libertad de expresión y la influencia de las grandes corporaciones en la política.

“Su perfil como empresario exitoso y crítico del establishment político complementa la narrativa antiestablishment de Trump, a la vez que potencialmente atrae a votantes jóvenes y empresarios que valoran la innovación y el espíritu emprendedor”, comenta Salas; “por otro lado, su enfoque en la crítica a las políticas de identidad podría ayudar a consolidar el apoyo entre los votantes que se sienten hartos del discurso político actual sobre la raza y el género”.

Sin embargo, hay reticencias en cuanto a su inexperiencia política, lo que podría plantear preguntas sobre su capacidad para navegar el complejo panorama político y legislativo. Además, su enfoque en temas culturales podría no ser suficiente para abordar las preocupaciones más amplias de los votantes sobre la economía, la salud pública, y la política exterior.

Desde una perspectiva estratégica, la selección de DeSantis podría ser vista como un movimiento astuto para Trump. “DeSantis ha demostrado también su habilidad para movilizar la base conservadora con su retórica enfocada en la libertad, la economía y la resistencia contra lo que percibe como excesos del gobierno federal”, señala Salas. “Esto podría complementar el estilo de liderazgo de Trump y reforzar su apoyo entre los votantes que valoran estas cuestiones”.

Incluir a DeSantis podría diversificar y reforzar el apoyo en estados clave, especialmente en Florida; podría asegurar valiosos votos electorales en esta zona, pero por sus firmes posturas políticas, especialmente en lo que respecta a su agresiva legislación contra los críticos y la prensa, podría alejar a votantes moderados e independientes.

“Aunque esta estrategia podría solidificar aún más el soporte de la base más leal, también corre el riesgo de limitar la capacidad del partido para atraer a una coalición más amplia de votantes en el futuro”, advierte el experto.

Abbott, como gobernador de Texas, ha sido un líder conservador con un historial de políticas centradas en la seguridad fronteriza, los derechos de armas y la economía. Su gestión de la pandemia y su respuesta a las crisis energéticas han sido objeto de críticas, pero también ha consolidado su reputación como un defensor de las políticas conservadoras tradicionales. “Hay que decir que Abbott traería a una eventual fórmula, una mezcla de experiencia ejecutiva y un enfoque más mesurado en comparación con Trump, lo que podría ser atractivo para los votantes conservadores moderados y aquellos en estados indecisos”, señala Salas.

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Una fórmula Trump-Abbott podría buscar capitalizar las fortalezas de ambos políticos: la capacidad de Trump para movilizar a la base y dominar el ciclo de noticias, combinada con el historial de políticas conservadoras y la experiencia gubernamental de Abbott. “Juntos fortalecerían un frente unido en temas clave como la inmigración, la economía y la seguridad nacional, a la vez que apelan a un espectro más amplio de votantes republicanos”, dice el politólogo.

Sin embargo, la polarización provocada por Trump podría limitar su atractivo entre los votantes independientes y moderados. “El enfoque de Abbott en temas como la restricción al derecho al aborto y el manejo que hizo durante la pandemia y las crisis energéticas en Texas podrían desanimar a algunos sectores del electorado”, concluye Salas.

Más allá de quién será seleccionado para ser compañero de fórmula rumbo a la Casa Blanca con Trump está involucrado en varias demandas. El juicio relacionado con su presunta intervención en la toma del Capitolio, que iba a iniciar el 4 de marzo, fue aplazado hasta nuevo aviso. En abril dirán cuando se llevará a cabo y “en caso de que decidieran agregar en las acusaciones el de insurrección, cambiaría dramáticamente la postulación republicana a la presidencia, porque en automático ese tipo de acusación prohíbe que cualquier ciudadano pueda postularse a algún cargo de orden público por elección”, subraya el analista.

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