Toronto.— El primer ministro canadiense enfrentó la mayor prueba de su carrera política después de que la ministra de Finanzas, Chrystia Freeland —una de las más poderosas y leales a su gobierno—, renunció al gabinete y lo dejó más solo que nunca y con crecientes llamados a dar un paso al costado, ante su impopularidad.

La pregunta entre los círculos de poder canadienses era “cuánto tiempo más podrá Trudeau —quien lleva casi 10 años en el cargo— permanecer en el poder”. A la crisis política canadiense se suma el regreso de , cuya relación con Trudeau ha ido de mal a pésima.

Para reemplazar a Freeland, Trudeau nombró rápidamente a su aliado y amigo de largo tiempo Dominic LeBlanc, anteriormente ministro de seguridad pública, que recientemente acompañó al primer ministro en una cena con Trump en su mansión de Mar-a-Lago. LeBlanc dirigirá ambas carteras.

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“Tengo mucha confianza en que podemos seguir haciendo el trabajo necesario”, declaró LeBlanc.

Previamente, el líder opositor Jagmeet Singh —de cuyo partido los liberales de Trudeau en el gobierno han dependido para mantenerse en el poder— pidió la renuncia de Trudeau. “A los canadienses literalmente no les alcanza para adquirir los comestibles que necesitan”, dijo Singh. “Trump está amenazando cientos de miles de puestos de trabajo en este país (...) El primer ministro no puede seguir en esa posición. ¿Va a dimitir?”, cuestionó

Con sus aliados huyendo despavoridos, poca gente le queda a Trudeau con la cual contar. Medios como CTV News señalaban, citando fuentes cercanas a Trudeau, que éste evalúa sus opciones.

Los conservadores, el principal grupo opositor, exigieron convocar a elecciones.

La ruptura con el gobierno

Freeland, que también fue viceprimera ministra, dijo que Trudeau le comunicó el viernes que ya no deseaba que siguiera siendo ministra de Finanzas y le ofreció otro cargo en el gabinete. Pero ella sostuvo en su carta de renuncia al primer ministro que el único “camino honesto y viable” era salir del gabinete.

“Durante las últimas semanas, usted y yo hemos estado en desacuerdo sobre el mejor camino a seguir para Canadá”, escribió Freeland. Ella y Trudeau discreparon sobre una exención fiscal de dos meses y cheques de 250 dólares canadienses (175 dólares) para los canadienses que fueron anunciados recientemente. Freeland subrayó que Canadá está lidiando con la amenaza de Trump de imponer aranceles generalizados de 25% y debería evitar “estratagemas políticas costosas” que “no puede permitirse”.

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“Nuestro país enfrenta un serio desafío”, afirmó Freeland en la carta. “Eso significa mantener seca hoy nuestra pólvora fiscal, de forma que tengamos las reservas que podríamos necesitar para una próxima guerra arancelaria”. Para algunos expertos, la carta de Freeland podría ser un indicio de que está interesada en ir por la grande y competir con Trudeau por ella.

Freeland debía presentar la declaración de fin de año sobre la economía, que muestra que el déficit presupuestario para el año fiscal 2024 aumentará a 61 mil 900 millones de dólares canadienses, mucho más de lo esperado.

La declaración contiene también un gasto de mil 300 millones de dólares para reforzar la frontera, una de las demandas de Trump. El gobierno canadiense explicó que el aumento del déficit es consecuencia del pago de una compensación de 16 mil 400 millones de dólares canadienses a las comunidades indígenas del país y un cargo de 4 mil 700 millones de dólares canadienses relacionado con el Covid-19.

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