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El Tribunal de Distrito de Helsinki decidió este viernes mantener en vigor la confiscación del petrolero Eagle S, sospechoso de dañar cinco cables submarinos en el Mar Báltico la semana pasada, desestimando así la petición de la naviera propietaria de que fuera puesto en libertad.
La naviera dubaití Caravella LLC, dueña del petrolero, había solicitado a la justicia finlandesa a través de un abogado finés especializado en derecho marítimo que revocara la confiscación del buque, alegando que no existen argumentos jurídicos que justifiquen esa medida.
La vista oral se celebró a puerta cerrada a petición de la Oficina Nacional de Investigación de Finlandia (KRP), el órgano policial responsable de investigar el incidente, para proteger la confidencialidad de la información recopilada hasta el momento sobre el caso.
Por su parte, la compañía telefónica Elisa, dueña de dos de los cuatro cables de telecomunicaciones dañados, y la operadora de la red eléctrica finlandesa, Fingrid, copropietaria del cable eléctrico Estlink 2 que también resultó averiado, solicitaron el jueves que el buque sea incautado de forma preventiva.
De esta forma, ambas empresas buscan asegurarse de que la naviera se haga cargo de los gastos de reparación ocasionados si se demuestran las sospechas de que el petrolero fue el causante de las averías.
Autoridades sospechan "acto de sabotaje" por parte del Eagle S
El Eagle S fue confiscado el pasado sábado a instancias de la KRP y permanece fondeado desde entonces junto al puerto de Porvoo (sur del país), escoltado por una patrullera de la Guardia Costera.
Las autoridades finlandesas sospechan que el navío cometió un acto de sabotaje el pasado 25 de diciembre al echar el ancla al mar y arrastrarla de forma deliberada por el fondo marino durante decenas de kilómetros.
Esta maniobra presuntamente provocó la rotura del cable eléctrico Estlink 2 y cuatro cables de telecomunicaciones cercanos que conectan Finlandia y Estonia a través del Báltico.
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La Policía finlandesa, que sigue investigando el incidente, ha interrogado a la veintena de tripulantes de nacionalidad india y georgiana del buque y ha prohibido a ocho de ellos salir del país por su presunta participación en la maniobra de arrastre del ancla.
Además de por el posible sabotaje de los cables, el buque está siendo investigado por eludir presuntamente las sanciones occidentales contra las exportaciones de petróleo de Rusia, ya que se sospecha que pertenece a la llamada 'flota rusa en la sombra' con la que Moscú sortea estas restricciones.
sg/mcc