La crisis política de Bolivia, que recrudeció luego de que Evo Morales anunció este domingo que dimitió a la Presidencia de ese país, abrió un panorama continental de incertidumbre que agudizó la duda de si hubo o no golpe de Estado en esa nación sudamericana.
Luego de más de tres semanas de conflictos por las denuncias opositoras de que Morales hizo fraude para reelegirse a un cuarto periodo consecutivo en los comicios del pasado 20 de octubre, el todavía mandatario informó este domingo que convocará a unas nuevas elecciones y después reveló que dimitió a su cargo, presionado por las cúpulas militares y policiales de Bolivia y cercado por las protestas populares en su contra.
Morales
, cuyo tercer mandato debería de concluir el próximo 22 de enero, aceptó repetir las elecciones tras conocer una auditoría de la Organización de Estados Americanos (OEA) de que en la consulta del 20 de octubre hubo reiteradas irregularidades .
El conflicto en esa nación generó las más diversas reacciones entre analistas y diplomáticas de América Latina y el Caribe.
“El grado de la protesta ciudadana no puede ocultar el hecho de que hubo una injerencia de los militares, que fue determinante, en la salida de Evo Morales” , dijo el abogado y político panameño Miguel Antonio Bernal, catedrático de Derecho Constitucional de la (estatal) Universidad de Panamá.
“Esto abre las ventanas para que nuevamente corramos el riesgo en nuestra América de entrar en una nueva ola de remilitarización, mucho más grave que la de las décadas de 1960 y 1970 en la medida de que (los militares) están actuando ya no por encima de la Constitución, sino en clara función de decididores de todo lo que pueda suceder”, declaró Bernal a EL UNIVERSAL.
Al referirse a que los militares, que fueron protagonistas de primera línea en varias etapas del siglo XX de la frágil vida institucional de América Latina y el Caribe al asumir el control de los poderes estatales con regímenes dictatoriales, Bernal advirtió: “Han abandonado el zoológico para regresar a la selva”.
Para el abogado costarricense Jorge Urbina, exviceministro de Relaciones Exteriores de Costa Rica y exembajador de este país en la Organización de Naciones Unidas (ONU) y ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya, Holanda, “en Bolivia no hay inocentes”.
En una entrevista con EL UNIVERSAL , Urbina aseveró que este domingo “culminó un proceso cuyo fin fue precipitado por los militares y por elementos abiertamente sediciosos. Sin embargo, la salida de Morales fue provocada por él mismo, por sus graves errores políticos, cometiendo irregularidades electorales”.
“Esos fueron los disparadores de la ruptura del orden constitucional. Cuando militares y golpistas se unen para imponer su voluntad sin dar oportunidad al diálogo y a la negociación parlamentarios para exigir la salida del presidente antes de la expiración de su mandato constitucional, se crea una situación que solo puede calificarse de golpe de Estado”, aseguró
Por su parte, el guatemalteco Manfredo Marroquín, presidente del grupo (no estatal) Acción Ciudadana, filial en Guatemala de Transparencia Internacional, organización mundial que impulsa la honestidad y la decencia en la labor pública, dijo que “la crisis política en Bolivia tiene su epicentro en la manipulación, alteración de la integridad electoral”.
Consultado por este periódico, Marroquín adujo que “se cambian las reglas del juego electoral, se manosean, se manipulan desde el poder. Ese es el origen principal de esa crisis política. Evidentemente se puede hablar de que hubo un golpe de Estado, pero es un golpe de Estado que tiene como fundamento una violación a la integridad electoral”.
“El problema de América Latina es que hemos retrocedido tanto en materia de integridad electoral que las democracias cada vez son más frágiles, producto de que esta manipulación electoral lleva a que haya cuestionamientos en la legitimidad de cómo llegaron al gobierno quienes pretenden detentar y ostentar el poder”, subrayó.
Al respecto, el expresidente ecuatoriano Rafael Correa, quien gobernó en Ecuador de 2007 a 2017, acusó repetidamente que Morales fue víctima de un golpe de Estado y alertó que hay una “doble moral” en diversos sectores políticos americanos que, de acuerdo sus intereses, aceptan o rechazan los mecanismos de interrupción del orden constitucional.
A juicio de la venezolana María Corina Machado, la más importante dirigente femenina de la oposición en Venezuela, “¡en Bolivia no se dejaron!”.
“Evo Morales renunció tras tres semanas de protestas. Los bolivianos no cedieron al chantaje, falsos diálogos, ni fraudes. Es con fuerza como se derrota a las tiranías”, agregó, en un mensaje en su cuenta de la red social de Twitter.
“Bolivianos, su lucha trasciende sus fronteras y su generación. No se dejen, no se cansen, no se rindan. Estamos con ustedes”, recalcó.
Morales ganó cuatro comicios—2005, 2009, 2014 y 2019—para ser el gobernante de América Latina y el Caribe con más tiempo seguido en el poder desde que asumió en 2006, ya que sumaría 14 años en enero próximo y completaría 19 en 2025, pese al cuestionamiento interno y externo a la legitimidad de su controversial y todavía disputada reelección.
Con la actual Constitución, su primer periodo, de enero de 2006 a enero de 2010, no contó y pudo elegirse en 2009 y reelegirse en 2014. Morales perdió en febrero de 2016 un referendo para reformar la Constitución y volver a aspirar.
Pero con el alegato de que reelegirse es un derecho humano, el Tribunal Constitución Plurinacional eliminó en noviembre de 2017 el límite constitucional y permitió la reelección consecutiva indefinida de Morales.
lsm