Berlín.— El gobierno de Austria tiene un nuevo canciller desde el lunes, dos días después de que Sebastian Kurz renunció en medio de acusaciones de corrupción, pero no se espera que cambie el rumbo de la administración.

Alexander Schallenberg, quien era antes ministro de Relaciones Exteriores, fue juramentado como el nuevo canciller del país y el diplomático de carrera Michael Linhart pasa a ser el encargado de las relaciones internacionales.

La ceremonia tuvo lugar en el Hofburg, la sede de la presidencia de la República alpina, donde el jefe del Estado, el ecologista Alexander Van der Bellen, procedió primero a cesar a Kurz como canciller federal, tal y como él lo había “pedido”.

Schallenberg, de 52 años, dijo a los periodistas que haría “todo lo posible para rellenar las trincheras” causadas por la reciente crisis del gobierno y hará todo lo que esté en su poder para servir al “hermoso país de Austria”.

No obstante, Van der Bellen advirtió a los dos nuevos responsables de la política del país, así como al vicecanciller y líder del partido Los Verdes, Werner Kogler, de la “gran responsabilidad” que afrontan ahora, tras el escándalo por corrupción, para “recuperar la confianza de la población”.

“Por mi parte, confío en que los socios de la coalición consigan crear una base viable para una cooperación gubernamental estable”, aseveró.

Schallenberg dijo que continuaría trabajando en estrecha colaboración con el conservador Kurz. Ambos tienen posturas contra la migración. Kurz, de 35 años, anunció el sábado que se haría a un lado tras el anuncio de que está siendo investigado por presuntos sobornos y abuso de confianza.

Él y sus colaboradores están acusados de tramar su ascenso a la dirección de su partido y del país con la ayuda de encuestas manipuladas e informes de medios amistosos financiados con dinero público. Kurz se convirtió en líder de su Partido Popular Austriaco y luego en canciller en 2017.

Aunque deja el cargo de canciller, mantiene su papel de líder del partido y se convierte en el jefe de su grupo parlamentario, mientras lucha contra las acusaciones de corrupción.

Según analistas, con esta sucesión Kurz mantiene su influencia y ya sueña con regresar al poder, aunque su imagen quedó bastante debilitada. “Es sólo un reemplazante para Sebastian Kurz, que quiere asegurarse su vuelta”, explicó el politólogo Thomas Hofer.

Ahora que liderará el partido de la derecha, “será omnipresente”, afirmó Patrick Moreau, director de investigaciones en el Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) francés. “Se mantiene en una posición de fuerza y aspira con volver al puesto de canciller”.

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