Berlín.— ¿Será la Alemania post-Angela Merkel más inestable? ¿Qué rumbo tomará su política? ¿Logrará la izquierda apoderarse de la Cancillería? ¿Formarán parte del próximo gobierno liberales y ecologistas?
Esos son los principales retos tras las elecciones legislativas de ayer en Alemania, cuyo resultado está muy cerrado para las dos fuerzas mayoritarias contrapuestas. Aunque la izquierda lideraba por poco las legislativas, que marcaban el fin de la era de Angela Merkel, el país se prepara para un largo periodo de incertidumbre sobre la sucesión de la canciller federal.
Encabezados por el ministro de Finanzas y vicecanciller saliente Olaf Scholz, del Partido Socialdemócrata de Alemania (SPD) recabaría entre 25.9% y 26% de los votos, mientras que la Unión Demócrata Cristiana (CDU), de Merkel, y su aliado bávaro, la Unión Social Cristiana de Baviera (CSU), presidida por Armin Laschet, obtendría entre 24.1% y 24.5% de los sufragios, según las estimaciones.
“Muchos ciudadanos (...) quieren que haya un cambio en el gobierno y (...) también que el próximo canciller se llame Olaf Scholz”, apuntó el candidato del SPD: “El SPD, claramente, tiene un mandato para gobernar”, aseguró Lars Kingbeil, secretario general del partido.
Pero los conservadores, pese a su resultado “decepcionante”, también prevén formar el próximo gobierno, advirtió no obstante Laschet: “Haremos cuanto podamos para construir un gobierno dirigido por la unión [CDU/ CSU]”, aseguró.
Para la CDU, fue una triste jornada. El partido nunca había caído por debajo del 30% de los votos. En 2017, recabó 32.8%. Muestra de este declive, la circunscripción de Merkel, en la que había sido elegida diputada desde 1990, cayó en manos del SPD.
En cambio, fue una buena noche para el SPD, dado por moribundo hasta no hace mucho y que ayer renació.
Los resultados de la CDU de Merkel ensombrecen el legado de la canciller, quien pese a seguir siendo muy popular al término de cuatro legislaturas, parece haber sido incapaz de preparar su sucesión. Expertos lo atribuyen a que, siendo vicecanciller, para muchos alemanes Scholz es quien puede dar continuidad al gobierno, y mantener la estabilidad por la que Merkel peleó tanto. Tanto Scholz como Laschet dijeron desear que las negociaciones terminen “antes de Navidad”.
Unos 1.4 millones de votos perdió el bloque conservador en dirección al Partido Socialdemócrata, calculaba la televisión pública alemana ARD: “Nosotros somos el partido en ascenso. Los conservadores, el de la pérdida de votos”, afirmó Scholz a la televisora. Sin importar los resultados negativos, Laschet insistió en que “quien quiera ser canciller tiene que lograr unir varios grupos parlamentarios en el Bundestag. En Alemania no siempre el partido mayoritario ha sido el partido que elige al canciller”.
“No se trata de lograr una mayoría aritmética, sino una alianza en la que cada socio se reconozca. Eso a final no ocurría con la gran coalición”, agregó en alusión al acuerdo que ligó a los conservadores con los socialdemócratas durante los últimos cuatro años. Laschet recordó también que los resultados todavía no son firmes y que las diferencias con el SPD son estrechas.
La Alianza de los Verdes y el Partido Democrático Libre (FDP) serán claves en la formación de gobierno en Alemania, y todo apunta a que tendrían que hacer una coalición tripartita con alguno de los mayoritarios.
El candidato del FDP, Christian Lindner, no descartó formar parte de una coalición “Jamaica” con los Verdes (en alusión a los colores) y liderada por los conservadores, la misma cuyas negociaciones fracasaron tras los últimos comicios generales. Los Verdes, liderados por Annalena Baerbock, que durante un tiempo aparecían como favoritos, recabarían, según las encuestas, 14.8%. De este modo, batirían su récord de 2009 (10.7% de los votos).
Una coalición de socialdemócratas, ecologistas y la izquierda radical, de la que Laschet advirtió en campaña, parecía desvanecerse, pues la izquierda obtuvo apenas 5% de votos.