Miami.— El pasado 10 de septiembre, durante el debate presidencial entre y , ocurrió un momento que se convirtió en una controversia nacional. Frente a millones de espectadores, Trump, candidato republicano, afirmó que en Springfield, Ohio, los inmigrantes haitianos estaban “comiendo perros y gatos”. Con esta declaración, el expresidente desató una tormenta mediática que intensificó la ya tensa situación en Springfield y otras comunidades haitianas en Estados Unidos.

Incluso ayer, el expresidente prometió “expulsiones masivas” en Springfield, en una conferencia en la cual fingió desconocer que muchos de esos migrantes cuentan con un permiso de residencia.

El presidente Joe Biden declaró: “La comunidad haitiana estadounidense está bajo ataque en nuestro país en este momento. Es incorrecto. No hay lugar [para eso] en Estados Unidos. Lo que está haciendo tiene que parar, ¡tiene que parar!”.

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Ayer, tras las mentiras que ha repetido Trump, amenazas de bomba obligaron a evacuar escuelas y edificios de gobierno por segundo día consecutivo en la comunidad de Ohio. Los edificios fueron evacuados y las autoridades revisaron la zona con perros detectores de explosivos, informaron funcionarios.

En Ohio, donde residen entre 12 mil y 15 mil haitianos sólo en Springfield, la comunidad se enfrenta a un creciente clima de odio y desconfianza.

De acuerdo con datos de la ciudad de Springfield y de Ohio, los haitianos han sido fundamentales en la revitalización económica de esa área, llenando vacantes laborales en sectores clave como la manufactura y los servicios, especialmente tras la pandemia por el Covid-19. De ahí que los rumores y la postura extremista que Trump manifestó en el debate presidencial “no ha hecho otra cosa que alimentar una actitud de exclusión y criminalización; esto pone en riesgo a los inmigrantes en general, no sólo a los haitianos, pero incluso, rompe la armonía de la cohesión social en la ciudad, pero también en el estado [de Ohio] y todo el país”, explica la Haitian American Foundation for Democracy (HAFFD, por sus siglas en inglés).

A nivel nacional, los haitianos han contribuido significativamente al tejido económico y cultural de Estados Unidos, con más de 1.1 millones de haitianos viviendo en el país, la mayoría en Florida, Nueva York y Massachusetts. Sin embargo, las acciones de odio promovida por grupos extremistas como Blood Tribe amenaza con deshacer décadas de integración y esfuerzo.

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Líderes locales, como Karen Graves, gerente de Relaciones Estratégicas de Springfield, han dejado claro que no hay ningún reporte creíble que confirme lo dicho por Trump. Además, los abogados que representan a inmigrantes haitianos han reportado que sus clientes están profundamente afectados, llegando incluso a considerar la posibilidad de mudarse por miedo a represalias o discriminación. La comunidad haitiana en Ohio ha buscado defenderse aclarando que las acusaciones no sólo son falsas, sino que también son extremadamente dañinas para su reputación y seguridad.

Algunos líderes han pedido un enfoque más humano y respetuoso, destacando que los haitianos que han llegado a Springfield son personas trabajadoras, muchas con formación universitaria y profesional en medicina, derecho y negocios, entre otros.

Mensaje alimentado por extremistas

La narrativa que Trump repitió, según múltiples reportes, ya había sido alimentada por Blood Tribe, un grupo neonazi liderado por Christopher Pohlhaus, también conocido como Hammer en los círculos extremistas.

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“Estas publicaciones, llenas de insultos raciales y teorías conspirativas, ganaron grandes espacios en redes extremistas y lamentablemente encontraron eco en las declaraciones de Trump durante el debate”, señala a EL UNIVERSAL la HAFFD. Pohlhaus incluso ha instado a sus seguidores a acosar a funcionarios locales, como el alcalde de Springfield, Rob Rue. Inmediatamente después del debate, Pohlhaus se atribuyó el mérito de que la historia de Springfield llegara al escenario nacional. El contenido sobre los haitianos fue promovida también por J.D. Vance, quien va en fórmula presidencial con Trump.

Las familias haitianas en Spring- field se vieron obligadas a mantener a sus hijos en casa por temor a ataques violentos. Algunos reportaron actos de vandalismo contra sus propiedades, como autos con ventanas rotas y grafitis de odio. Líderes comunitarios como Viles Dorsainvil, del Haitian Community Help and Support Center, expresaron su preocupación por la creciente inseguridad que su comunidad encara.

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Viles Dorsainvil, en una declaración pública, señaló que “algunos haitianos han dejado de salir de sus casas por miedo. Otros han optado por mantener a sus hijos fuera de la escuela. Este tipo de rumores ha aumentado la inseguridad para nuestra comunidad”.

Además, algunos miembros de la sociedad haitiana han buscado apoyo sicológico para sobrellevar el estrés y el miedo generado por los ataques y amenazas.

La presencia de grupos neonazis como Blood Tribe en Springfield no era nueva. Meses antes del debate, “estos extremistas organizaron marchas antiinmigrantes en la ciudad, ondeando banderas con esvásticas y lanzando insultos raciales contra los haitianos”, confirmó a este diario la HAFFD, que denunció de inmediato los comentarios impulsados por Trump y Vance; afirmó que “esta propaganda de miedo pone en riesgo a comunidades vulnerables y fomenta los crímenes de odio”. Tessa Petit, directora ejecutiva de la Florida Immigrant Coalition, condenó las declaraciones del republicano, “las mentiras que Donald Trump está difundiendo son profundamente racistas y peligrosas. Están poniendo en riesgo a miles de haitianos que viven en Ohio y a inmigrantes en todo el país”.

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