Quito.— Pese a que el gobierno de Ecuador decretó ayer un estado de excepción para contener las protestas por el alza de hasta 123% en los precios de los combustibles, en varias ciudades hubo fuertes choques entre manifestantes y policías.
El estado de excepción, ordenado por el presidente ecuatoriano, Lenín Moreno, el cual durará 60 días, implica que se restringen algunas libertades y se permite a las autoridades tomar bienes públicos o privados para restablecer la normalidad de las actividades.
Además, con la medida el Estado dota de custodia adicional a las áreas estratégicas, como refinerías, aeropuertos y plantas de generación.
El ministro de Defensa, Oswaldo Jarrín, señaló que bajo el estado de excepción militares y policías trabajarán en conjunto para restablecer el orden.
Sin embargo, los taxistas bloquearon importantes vías con sus vehículos, llantas quemadas y maderos.
También agredieron con piedras y palos a otros transportistas que no acataron el paro, así como a policías que buscaban despejar las calles.
Por su parte, los elementos lanzaron gases lacrimógenos para contener las protestas.
La ministra del Interior, María Paula Romo, dijo que fueron detenidas 195 personas.
En medio de las movilizaciones, algunas personas aprovecharon para cometer robos a locales comerciales y otras acciones vandálicas como atacar sin motivo vehículos particulares.
La ministra de gobierno, María Paula Romo, aclaró: “Lo que impide a los ciudadanos trabajar, producir, es precisamente que unas pocas personas obstruyan las calles. El estado de excepción está dado para controlar eso y garantizar que todos puedan movilizarse”.
Con el objetivo de equilibrar las cuentas fiscales, el mandatario de Ecuador decidió esta semana eliminar los subsidios que significaban un gasto de mil 300 millones de dólares anuales, por lo que la gasolina de mayor uso en el país pasó de 1.85 a 2.30 dólares el galón, mientras que el diesel subió de 1.03 a 2.27 dólares el galón.
Argumentó que estas reformas son necesarias para enfrentar la situación económica por la que atraviesa el país.