Donald Trump todavía no reconoció la victoria de Joe Biden, pero su administración ya accedió a iniciar el proceso de transición gubernamental. Incluso cuando todavía están vigentes los recursos legales interpuestos por su equipo sobre los resultados de las elecciones del 3 de noviembre.
Entonces, ¿qué se juega en esta extraña transición y por qué es tan trascendente?
¿Qué es la transición?
Se trata de la transferencia de información y tareas importantes de una administración a la siguiente, lo que garantiza que el presidente electo y su equipo estén al día cuando lleguen a la Casa Blanca.
El gobierno entrante cuenta con la asistencia de una agencia gubernamental conocida como Administración de Servicios Generales (GSA, por su sigla en inglés), que proporciona fondos y ayuda con aspectos logísticos como oficinas, equipamiento y tecnología.
Una transición suele durar alrededor de 11 semanas.
Por lo general inicia desde que queda claro quién es el presidente electo y dura hasta el 20 de enero, cuando el nuevo mandatario asume el cargo de forma oficial.
Además, no es solo un puesto de trabajo lo que se entrega, el nuevo gobierno tiene a su disposición alrededor de 4.000 puestos, según el Centro para la Transición Presidencial.
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¿Qué sucede durante el período de transición?
Son tres aspectos principales: la dotación de personal, las reuniones informativas y la organización de la apretada agenda del presidente electo.
Una vez que comienza el traspaso, queda a cargo el equipo de transición del presidente electo que se estuvo preparando durante toda la campaña.
Uno de los elementos más importantes es el informe de seguridad diario.
Todos los candidatos presidenciales reciben algo de información de seguridad nacional antes de las elecciones, pero estos informes no son tan frecuentes ni detallados como los que llega a acceder el mandatario electo.
Biden, con el inicio de la transición, empezará a recibir informes diarios con información clasificada de inteligencia de Estados Unidos con el objetivo de que la nueva administración esté preparada para diferentes eventualidades que puedan surgir.
La comisión sobre los ataques del 11 de septiembre llevados a cabo en 2001 concluyó que el retraso en la transición después de las elecciones de 2000 pudo contribuir al fracaso de la administración Bush para prevenirlos.
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Al gobierno entrante también se le asignan ambientes resguardados mientras se prepara para el ingreso a la Casa Blanca.
Las reuniones, por lo general, se organizan con los miembros actuales de las agencias gubernamentales para ayudar con la dotación de personal y coordinar los cambios de políticas.
Los miembros clave del equipo a menudo acompañan al personal saliente para prepararse para sus nuevos roles.
Biden ya empezó a nombrar esos miembros clave del personal, pero el proceso de transición ayuda a los jefes de cada agencia gubernamental a identificar los roles que deben desempeñar.
De los 4 mil puestos políticos que ocupa la administración entrante, alrededor de 1.200 requieren la confirmación del Senado y sus antecedentes empiezan a ser verificados durante la transición.
Además de las reuniones con los funcionarios del gobierno, el equipo de transición generalmente se coordina con el Departamento de Estado para organizar llamadas entre el presidente electo y diferentes líderes extranjeros.
Hasta ahora, el equipo de Biden ha tenidocomunicaciones a través de vías no oficiales.
Con el pleno inicio de la transición podrá utilizar el correo electrónico del gobierno y tener acceso a canales más seguros.
Tanto el presidente electo como la futura primera dama visitaron la Casa Blanca y fueron consultados por la decoración, aunque esto es más una convención que un requisito legal.
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¿Por qué se demora la transición?
Por lo general, el proceso comienza cuando la GSA emite una carta reconociendo quién es el próximo presidente.
Pero este año, la agencia estatal se negó a emitir una carta reconociendo a Biden como el ganador hasta el 23 de noviembre, casi tres semanas después de la celebración de las elecciones.
Esto bloqueó la liberación de fondos y otros recursos para el equipo del presidente electo.
Las especificaciones legales sobre cuándo debe comenzar una transición no son claras y eso le dio a la administración Trump un margen de maniobra para buscar una demora mientras mantiene la disputa por el resultado de las elecciones.
Según la ley estadounidense, la GSA tiene que activar la transición una vez que haya un "aparente ganador", aunque no hay una fecha límite para ello.
Esto sucedió antes. En 2000, el período de transición duró apenas la mitad de su tiempo habitual dado que el resultado de las elecciones era impugnado en los tribunales.
Por el contrario, hace cuatro años Trump fue reconocido como el ganador por la GSA el día después de las elecciones, mucho antes de que se hicieran oficiales los resultados.
Al día siguiente de la votación visitó al entonces presidente Obama en la Casa Blanca.
¿Quién paga todo esto?
El costo de la transición está cubierto por una combinación de dinero del gobierno y fondos privados.
Una vez que la GSA reconoce al presidente electo, se liberan alrededor de US$7 millones de fondos federales.
Por lo general, esto se completa con fondos recaudados por el presidente electo.
The New York Times informó que Biden había recaudado alrededor de US$7 millones para su equipo transición a principios de noviembre y desde entonces llegó a pedir más fondos a sus partidarios.
Todo esto se destina a pagar los millones de dólares en gastos acumulados en el traspaso de lo que llaman el trabajo más poderoso del mundo.
lsm