SAN DIEGO.- Parecía una labor sencilla: conducir hasta un lugar a unos cuantos kilómetros al norte de la frontera de Estados Unidos con México , recoger a personas, dejarlas en un McDonald’s u otro punto más allá de la ciudad de San Diego, y ganar entre 500 y 1.000 dólares. No había que cruzar a México.

Dos infantes de Marina cuyos arrestos a principios de mes por contrabando de migrantes derivó en la detención de otros 16 de sus compañeros en Camp Pendleton, hicieron esa descripción del negocio que le fue propuesto, según documentos judiciales federales.

Funcionarios de la Patrulla Fronteriza afirman que las redes de contrabando de personas buscan atraer a efectivos militares, policías, agentes de la Patrulla Fronteriza y otros para que les sirvan de choferes, un eslabón crucial para internar a migrantes en territorio estadounidense a mayor distancia de la frontera una vez que los cruzaron desde México.

Durante años, los agentes de la Patrulla Fronteriza han sorprendido a migrantes caminando por Camp Pendleton o que flotaban en esquifes frente a la costa de la zona. La base militar, a la que cruza la Interestatal 5 que va a Los Ángeles, se ubica en una ruta muy utilizada por los traficantes de personas.

El traslado de migrantes con conductores estadounidenses puede ser más efectivo para evitar la detección. La Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza tiene amplia autoridad para hacer preguntas e inspecciones hasta una distancia de 160 kilómetros (100 millas) desde la frontera.

Si el conductor pertenece a las fuerzas armadas, con corte de pelo y credencial militares, es una ventaja para los contrabandistas, que creen que es más probable que el vehículo pase directamente sin ser revisado en un puesto de inspección.

“Este es el tipo de corrupción oficial que buscan las redes de contrabando de todo tipo, sea de personas o drogas”, dijo David Shirk, profesor asociado de ciencias políticas en la Universidad de San Diego.

Para las redes delictivas es ideal aprovechar a funcionarios o personal militar corrupto, como soldados “jóvenes, crédulos y codiciosos” a fin de que les ayuden en sus actividades ilegales, agregó.

Los llamados reclutadores se acercan a personas en casinos y bares, les dan sus números de celular y les dicen que si alguna vez quieren ganar dinero como chofer que les llamen, dijo un portavoz de la Patrulla Fronteriza, Theron Francisco. También han publicado anuncios en internet.

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