Bruselas.— A partir de la noche de este sábado los desplazamientos no esenciales quedan estrictamente prohibidos en la tolerante Holanda.
El dimisionario gabinete del premier Mark Rutte, describió la decisión como el último recurso para frenar la propagación de la denominada variante británica de Covid-19.
Indicó que la alternativa era adoptar un confinamiento extremo como el que llegó a implementarse en Italia, España, Bélgica y Francia en el amanecer de la pandemia de coronavirus, en marzo y abril del año pasado.
El denominado reloj nocturno será activado en la provincial Holanda de 9 pm a 4:30 am, y en principio durará hasta el 9 de febrero.
Quedan excluidos de la medida los profesionistas vitales, las personas que no puedan cumplir el horario por motivos de trabajo, aquellos que vuelven o realizan un viaje al extranjero por causas justificadas, emergencia o estudio. Igualmente quedan excluidos aquellos que tienen alguna cita con un juez o son invitados a participar en un programa de televisión en vivo. También se permitirá salir para pasear al perro o en caso de emergencia.
Las personas sin techo tampoco serán multadas, pero en la medida de lo posible serán remitidos a un refugio nocturno.
Como suele actuar Holanda para forzar el cumplimiento de una norma cívica, castigará a los infractores en el bolsillo. La multa por salir a la calle sin una razón válida será de 95 euros.
Rutte afirmó que se aplicará una política de cero tolerancia y advirtió que en caso de engaños se considerará fraude, para lo que habrá penas más severas.
Las autoridades holandesas están preocupadas por la presencia de la variante británica, causante del 10% de los casos infecciosos.
Como la variante africana, la británica inquieta por el hecho de que tiende a propagarse más rápido y es más transmisible e infecciosa, de acuerdo con Soumya Swaminathan, jefa científica de la Organización Mundial de la Salud.
Por fortuna, parece no causar una enfermedad más severa, tampoco ha elevado el índice de fatalidad, ni ha mostrado un comportamiento clínico distinto.
Parece comportarse como el virus originario de China y causar una enfermedad similar, pero entre más se propague y conviva entre los humanos podría evolucionar en una variante más peligrosa.
Un estudio del Instituto de Salud Pública y de Medio Ambiente de Países Bajos (RIVM por sus siglas en neerlandés), estima que la tasa de mortalidad actual en el país es de 1.3%, pero en el caso de la aparición de una variante que no sea más contagiosa, pero sí una vez y media más mortal, el indicador se dispararía a 1.9%.
Holanda endureció su confinamiento en diciembre, suspendiendo toda actividad comercial no esencial. La medida ha mostrado nulo efecto ante la variante británica. Se estima que de no reforzar las acciones, mil 700 personas estarán internadas en cuidados intensivos, por encima del pico registrado en marzo pasado.
Modelo probado
A diferencia de las acciones implementadas hasta ahora, la estrategia del toque de queda, no tiene como punto de partida el lugar, como serían restaurantes, cines y gimnasios, sino el contexto y horario en los que se están incumpliendo las medidas de distanciamiento social; como podrían ser fiestas nocturnas, visitas de amigos a domicilio y los encuentros de adolescentes en la esquina de algún barrio.
Además, el liberal Mark Rutte no se está aventurando en terreno inexplorado, su decisión está basada en experiencias de otros países con resultados positivos.
El puerto belga de Amberes fue uno de los primeros en introducir la medida y arrojó resultados sorpresivos incluso durante el verano, según el virólogo Geert Molenberghs, de la Universidad Católica de Lovaina.
“Tras la implementación del reloj nocturno se quebró la curva. En Amberes vimos muy claro el efecto, aunque hay muy pocos datos comparativos”, explicó.
En otras latitudes también se ha recurrido a dicho instrumento. En Francia, el primer horario nocturno se introdujo simultáneamente en nueve ciudades el pasado 17 de octubre a partir de las 9 pm. El 30 de octubre, fue reemplazado por un segundo confinamiento.
El pasado 15 de diciembre, Francia recurrió nuevamente al antídoto, en todo el país declaró el toque de queda de 8 pm y 6 am, aunque el pasado 16 de enero adelantó el horario a las 6 pm, es decir, no es posible salir de casa 12 horas diarias.
La medida fue introducida con una duración inicial de 15 días y se hace cumplir con penas que van de 135 euros a tres mil 750 euros en caso de reincidencia.
El brazo científico francés en materia sanitaria, Santé Publique, afirma que los datos sugieren un efecto positivo de la medida en la reducción de la propagación del virus.
Así lo mostró un estudio realizado con los datos de octubre y noviembre. “De siete a diez días de la introducción hay un descenso muy significativo”.
Otro estudio con base a las estadísticas del 16 al 21 de enero, concluyó que “la mejora de la situación epidemiológica puede estar relacionada en parte con la aplicación del toque de queda anticipado”.
Mutaciones
Como todos los microorganismos, el coronavirus no ha permanecido estático, ha ido evolucionando y adaptándose en todo el mundo.
Si bien los investigadores anticipan que la mayoría de las mutaciones no tendrán un impacto significativo en la propagación del virus, existe el riesgo de que el virus adquiera ciertas cualidades para una mayor transmisibilidad o capacidad de evadir la respuesta inmune de las personas.
Hasta el 31 de diciembre, la Organización Mundial de la Salud había reportado tres variantes procedentes de Dinamarca, Reino Unido y Sudáfrica. En lo que va del presente años, se habrían agregado a la lista otras identificadas en Japón y Brasil.
Todas esas subdivisiones del SARS-CoV-2 han despertado enorme interés en la comunidad científica, así como inquietud por los cambios virales expuestos; aunque tres despiertan particular preocupación, de acuerdo con el Centro Europeo de Control y Prevención de Enfermedades (ECDC).
Se trata de la variante británica VOC 202012/01, la sudafricana 501Y.V2 y la brasileña P-1.
“Estas variantes se consideran preocupantes debido a mutaciones que han provocado un aumento de la transmisibilidad y un deterioro de la situación epidemiológica en las zonas donde se han establecido recientemente”, indica la autoridad europea.
“El riesgo asociado con la introducción y propagación comunitaria de las variantes de interés, se ha incrementado de alto a muy alto”, apunta.
El ECDC sostiene que para controlar la propagación y el impacto de las variantes emergentes, se requiere potencialmente de medidas más estrictas a las vigentes, así como del reforzamiento de los mecanismos de detección de casos y el rastreo de contactos.