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Dos dramáticas y elocuentes fotografías aparecidas en los últimos días retratan el drama de la crisis humanitaria en la frontera norte y sur de México: la primera (tomada por Julia Le Duc) fue publicada el martes por La Jornada; en ella se muestra al padre salvadoreño Óscar Alberto Martínez Ramírez y a su hija Valeria, de casi dos años, boca abajo, muertos ahogados en el río Bravo donde fueron arrastrados por la corriente al intentar cruzar hacia Estados Unidos.
El miércoles, EL UNIVERSAL publicó otra imagen (tomada por María de Jesús Peters) de una mujer haitiana, llamada Fabiola, quien grita desesperada por ayuda para su pequeño hijo enfermo; ambos asoman debajo de una puerta de un centro de detención del INM en Tapachula. La corresponsal relató las dificultades para tomar la fotografía.
Las imágenes circularon en redes y dieron la vuelta al mundo. Son el rostro de esta inédita crisis humanitaria en nuestras fronteras.
Sobre la muerte del salvadoreño y su pequeña hija, Nancy Pelosi, quien preside la Cámara de Representantes, afirmó que EU está ignorando sus obligaciones con la humanidad. Bernie Sanders, precandidato demócrata, dijo que es un ejemplo doloroso que demuestra el desprecio imprudente por la humanidad que proviene de las políticas de Trump, publicó The Guardian.
Chuck Schumer, líder de la minoría demócrata en el Senado, dijo: “Señor presidente… usted es el titular del Poder Ejecutivo, usted controla lo que está sucediendo en la frontera”. El tema de la política migratoria deshumanizada y por la que mueren niños también fue abordado por los precandidatos demócratas a la presidencia.
El rechazo y la crueldad frente a la migración, la xenofobia, la diseminación del odio hacia los inmigrantes es la característica de la política del presidente Trump. Además es uno de sus principales compromisos de campaña: muros con México, fuera migrantes, cero empatía; los llama ladrones, violadores y traficantes de droga. No tiene hacia ellos el más mínimo sentimiento humanitario.
¿Cómo incubó tanto odio? Ha convertido la inmigración en una crisis nacional (inexistente) y una amenaza a la seguridad (imaginaria).
Con México, la migración fue usada como moneda de cambio. Amenazó con la imposición de aranceles a las exportaciones, si no bajaba sensiblemente la migración, lo que juzgará en 45 y luego en 90 días.
En México, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador dio un giro a su política migratoria. Ahora se empeña en la disminución del tránsito de personas de nuestra frontera sur hacia Estados Unidos, con registro de quiénes llegan a México y evitando que vayan hacia el norte. La política abierta hacia los migrantes se canceló.
La Guardia Nacional apoya en ambas fronteras, una movilización jamás vista. En el norte, “disuade a los migrantes de cruzar del otro lado”, quienes arriesgan más y tratan de entrar por puntos más peligrosos. Hay registro en puntos migratorios de las personas que entran a México (lo que es normal y necesario en cualquier país), pero también hay detenciones en centros del Instituto Nacional de Migración, retenes en carreteras en varios estados, inspecciones en hoteles. Además, piden identificación si quieren viajar hacia el norte en diversos transportes.
Aunque México mantiene su política migratoria orientada a soluciones de fondo para lograr el desarrollo económico y social de Guatemala, Honduras y El Salvador y reducción de la pobreza y la violencia en esos países, son políticas que darán frutos en tres décadas.
Las dificultades son enormes en virtud de que la migración ya no es individual, sino masiva con el tránsito de miles de personas. Ya no son hombres jóvenes los que viajan, ahora son familias enteras, mujeres y menores. Por la política de cero tolerancia implementada desde abril del año pasado, todavía hay más de un millar de niños separados de sus familias en centros de detención en Estados Unidos.
Se pronostican tiempos difíciles para México. Habrá más muertos si se cierran los cruces por la Guardia Nacional y la Border Patrol. Los migrantes continuarán buscando alcanzar la orilla de sus sueños.