El féretro con los restos de Isabel II no llegará al Palacio de Westminster sino hasta el miércoles y no se abrirán las puertas del salón del Parlamento hasta después de las 17:00 horas. Aun así, desde la medianoche del lunes comenzó a llegar la gente, deseosa de dar el último adiós a la única reina que han conocido en 70 años.

Apenas se estaba instalando la infraestructura y el personal de seguridad iniciaba los preparativos cuando llegó la primera persona a formarse: se trata de Vanessa Nathakumaran, de 56 años, de Harrow. Ella llegó al sur del puente de Lambeth, donde preveía sería la entrada de la fila. “La espera vale la pena”, dijo a The Guardian.

Aunque pensaba formarse hasta hoy, cuando vio que estaban montando todo decidió adelantarse. Vestida con pantalón vaquero y una gabardina, la mujer llevaba bocadillos en una bolsa, y agua. Ahora espera que sus hijas le lleven más comida, quizá una cobija, para cubrirse de la intemperie. Tan sólo ayer, no paraba de llover en la zona.

Pero estaba decidida a quedarse. Originaria de Sri Lanka, dijo a The Guardian que “la reina hizo un gran servicio al país, a nivel internacional y a la Commonwealt”. Incluso contó que su tío abuelo fue nombrado caballero por el rey Jorge VI, padre de Isabel II, y que fue invitado a asistir a la coronación del rey antes de la independencia de Sri Lanka.

Vanessa dijo a la agencia de noticias PA que comenzó a “admirar a la familia real” desde que tenía 10 años. Ella se mudó a Reino Unido en la década de 1980.

Y tampoco es ajena a este tipo de eventos. En 1997, cuando murió Diana, exesposa del actual rey Carlos III, también se formó para despedirla. En aquella ocasión se formó en la mañana y entró en la tarde. “Esto es un poco más largo, pero seguro que puedo”.

De acuerdo con las autoridades, los visitantes que deseen ver el ataúd de la difunta monarca podrían tener que esperar hasta 35 horas, con largos periodos de pie. Podrán acceder al salón de Westminster hasta las 6:30 de la mañana del lunes 19 de septiembre, cuando tendrá lugar el funeral de Estado. De miércoles hasta el lunes, el lugar permanecerá abierto las 24 horas.

De acuerdo con el medio británico The Times, hasta 750 mil personas podrían llegar para despedir a la reina, aunque las autoridades creen que un máximo de 350 mil lo conseguirán.

Para garantizar la seguridad y la fluidez en las filas, no se permitirá acampar a quienes lleguen. Tampoco podrán apartar lugares. A los asistentes se les pondrán pulseras numeradas para indicar su lugar en la fila. De esa manera, si quieren ir al baño, por ejemplo, podrán hacerlo sin perder su sitio.

Sobre la asistencia, el portavoz oficial del Primer Ministro dijo que “Esperamos que esté extremadamente ocupado. Creo que para la reina madre fueron alrededor de 200 mil personas [las que asistieron]. Esperamos que ahora será mucho más que eso”. Aseguró además que “habrá baños y primeros auxilios disponibles”, entre otras cosas, para que la gente esté tranquila.

El jefe de la Policía Metropolitan, Sir Mark Rowley, señaló en declaraciones citadas por The Independent, que el funeral de Estado de la reina representa un “gran desafío” e involucrará a miles de oficiales.

Todo lleno

La ciudad se prepara para una verdadera marea humana. Los hoteles reportan lleno total, a pesar de que los precios se dispararon de 100 a 300 libras, o más, desde que ocurrió la muerte de la reina, el jueves pasado.

“Nuestros hoteles del centro de Londres y [del castillo real] de Windsor están totalmente llenos y la demanda aumenta en los establecimientos cerca de una estación de trenes o de Metro” en la zona metropolitana de la capital británica, dijo la cadena de hoteles de bajo coste Travelodge. En un comunicado a AFP, la cadena precisó que las reservas se han hecho “desde los cuatro rincones del Reino Unido y del mundo”.

Network Rail, que gestiona las líneas ferroviarias, espera “niveles de tráfico sin precedentes hacia la capital, especialmente a partir del miércoles”. En algunas líneas se duplicará la capacidad. Londres y otros muchos escenarios que acojan actos ceremoniales relacionados con los funerales de Estado estarán llenos”, avisó Network Rail.

A Vanessa no le importa ninguna de las incomodidades que está pasando. La reina “era una buena persona. Trabajó hasta el día de su muerte”. Ahora, dijo, es hora de devolverle un poco de lo que ella dio.

*Redacción, con información de agencias

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