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Ante la posibilidad de que fracase la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) o que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decida sacar a su país del acuerdo, la opción para México será diversificar sus intercambios, en lo que el gobierno ha identificado como “plan B”.

El secretario de Economía, Ildefonso Guajardo, exponía hace unos días que se “negocian tratados con otros países, modernizando lo que tenemos con Europa, con naciones del sudeste asiático y Asia, Alianza del Pacífico y ampliando la relación comercial con Argentina y Brasil”.

Además, el funcionario expresa que, si se quiere tener éxito en la modernización del acuerdo trilateral con EU y Canadá, “tenemos que tener un plan alternativo”.

Parte de ese plan consiste en “acelerar” la reactivación del Acuerdo de Asociación Transpacífico (TPP) con países de Asia y del sudeste asiático, con quienes se espera mantener los altos estándares de apertura comercial.

El tamaño del reto. Sin embargo, es más fácil decirlo que lograrlo, considerando que 80% de las exportaciones mexicanas se dirigieron a Estados Unidos en 2016, contra 5.17% hacia la Unión Europea (UE); 1.87% a los países de la Alianza del Pacífico (Chile, Colombia y Perú), y 1.19% a Argentina y Brasil, según estadísticas del Banco de México y de la Secretaría de Economía.

Expresadas en valor, las mercancías enviadas por exportadores mexicanos al país vecino significaron ventas por 214 mil millones de dólares entre enero y agosto de este año. El segundo mercado en importancia fue el canadiense, con la contrastante cifra de apenas 7 mil millones de dólares.

El plan para diversificar las exportaciones de México implica incrementar las ventas de bienes a países europeos o a destinos de Latinoamérica, como Argentina y Brasil, a quienes en conjunto se envía menos de 8% del total anual.

Tanto para Guajardo como para el sector privado, agrupado en el Consejo Coordinador Empresarial (CCE), hay oportunidades comerciales con los países de la Alianza del Pacífico, de la cual México también forma parte, a la par que se busca la ampliación de los alcances de los tratos comerciales vigentes con la Unión Europea, Argentina y Brasil.

Solamente a Estados Unidos se exportaron el año pasado 302 mil 575 millones de dólares, mientras que para la Unión Europea el monto ascendió a 19 mil 359 millones; a Brasil, 3 mil 55 millones, y a los países de la Alianza del Pacífico 7 mil millones.

¿De vuelta a la “fayuca”? Pese a la concentración del intercambio con EU, la posibilidad de ver los últimos días del TLCAN tampoco significa que se terminaría el comercio bilateral puesto que, de acuerdo con análisis elaborados por el sector privado, los negocios se desarrollarían conforme a las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Según la Secretaría de Economía, la gran parte de las exportaciones a EU entraría con arancel cero o sin reclamar el beneficio del TLCAN y sólo 20% estaría sujeto a algún tipo de impuesto.

De esos productos a los que se aplicarían aranceles, 80% enfrentaría un gravamen promedio de 3%. Además, apenas 4% de las exportaciones totales al mercado estadounidense podría enfrentar picos arancelarios.

Incluso, en el peor de los escenarios, no significa que México volverá a ser una economía cerrada, o a las épocas en que se recurría a la “fayuca” para hacerse de productos de importación. A la fecha, México tiene 12 acuerdos de libre comercio vigentes, los cuales involucran a un total de 46 países.

IP valida la estrategia. Juan Pablo Castañón, presidente del CCE, coincide con el gobierno en cuanto a que es necesario diversificar las exportaciones hacia otros países ante el escenario actual. Lo anterior, luego de que la semana pasada, al término de la cuarta ronda de la renegociación del TLCAN, se pusieron sobre la mesa propuestas disruptivas que fueron rechazadas tanto por la delegación mexicana como por la canadiense.

Además, el resultado de ese encuentro se tradujo en aplazar casi tres semanas la siguiente ronda, la cual se llevará a cabo del 17 al 21 de noviembre en la Ciudad de México. En tanto, el presidente de la Comisión de Fomento Industrial de la Cámara Nacional de la Industria de la Transformación (Canacintra), Juan Manuel Chaparro, menciona que se debe aprovechar la capacidad manufacturera del país y diversificar, impulsar y apoyar de mejor manera las exportaciones mexicanas en destinos donde se tenga baja presencia, como en Latinoamérica, Asia, Medio Oriente, Japón, Unión Europea y África.

“Dentro de las prácticas comerciales sanas no es conveniente el depender en alto grado de un solo mercado o cliente, entiéndase Estados Unidos, al que se destina 80% de las exportaciones manufactureras”, expuso.

Existen más de 40 mil empresas exportadoras, incluidas pequeñas, medianas y grandes que podrían buscar nuevos mercados, subraya.

Un ejemplo de los esfuerzos para diversificar es el de la Asociación Nacional de Importadores y Exportadores de la República Mexicana (ANIERM), organismo que inició con un programa de exportaciones hacia Medio Oriente, sobre todo de productos agropecuarios y con el objetivo de alcanzar mercados como el de Dubái​.

Ante un panorama complicado para el TLCAN, la ANIERM indica que hay que enfrentar el reto de cambio y ver más allá de Norteamérica, es decir, hacia mercados poco convencionales.

Otro ejemplo es el de ProMéxico, dependencia que inició programas de diversificación de exportaciones a los que invitó a grandes firmas del país como Bimbo, La Costeña y Herdez, entre otras, para invertir en África. También se desarrollan programas con miras hacia el Medio Oriente, ambas regiones que por años se olvidaron.

A la fecha, hay productos mexicanos que se exportan a África como maíz, trigo, fertilizantes, mientras que se trabaja por llevar alimentos procesados.

Ya llegan productos mexicanos a Marruecos y en mayo, por ejemplo, hubo en Sudáfrica una feria en la que participaron comercializadores mexicanos.

Los proyectos toman tiempo, “no será de la noche a la mañana” que se logre reducir la dependencia al comercio con Estados Unidos, pero hay buenas perspectivas, dice el ministro para África y Europa de ProMéxico, Carlos Sánchez.

Se trabaja también con Rusia, cuyo ministro de comercio estará la próxima semana en México con la idea de intensificar la relación entre ambas naciones.

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