"Cobardes".
Así es como un profesor que resultó herido en el tiroteo de la escuela en Uvalde, Texas, el pasado 24 de mayo, calificó a los policías señalados por no actuar con celeridad mientras los alumnos recibían disparos.
Los 11 niños de su salón murieron cuando el atacante armado, Salvador Ramos, irrumpió en su aula y la contigua durante más de una hora, mientras la policía estaba en el pasillo.
En una desgarradora entrevista con la cadena ABC News, el maestro Arnulfo Reyes dijo a la policía: "Ustedes tenían un chaleco antibalas. Yo no tenía nada".
El tiroteo se cobró la vida de 21 personas, incluidos 19 niños.
El ataque de Ramos, de 18 años, ha llevado a un renovado debate nacional sobre las regulaciones de armas.
Reyes, quien es profesor de cuarto grado y ha dado clases desde hace 17 años, dijo que pensó que ese "iba a ser un buen día" cuando estaba de camino a la escuela.
Los estudiantes estaban viendo una película cuando estallaron los disparos. Les dijo que se escondieran debajo de las mesas y fingieran estar dormidos, como les habían enseñado.
Pero el agresor entró por un salón de clases contiguo y comenzó a disparar.
A Reyes le dispararon y siguió el consejo que les había dado a sus alumnos y fingió estar inconsciente.
Mientras yacía cerca de su escritorio, pudo escuchar a la policía que había entrado a toda prisa en la escuela solo unos minutos después del atacante.
Pero pasó más de una hora antes de que la policía irrumpiera en el aula y matara al agresor.
"Recé y recé para no escuchar hablar a ninguno de mis alumnos", dijo Reyes a ABC News.
Creía que iba a morir.
"Uno de los estudiantes del otro salón de clases estaba gritando: 'Oficial, estamos aquí. Estamos aquí'", continuó.
"Pero ya se habían ido. Entonces él [el asesino] se levantó de detrás de mi escritorio y comenzó a disparar de nuevo".
Después de haber ofrecido información contradictoria, la policía ahora dice que el asesino estuvo escondido en el salón de clases durante 77 minutos antes de que la policía irrumpiera.
Los agentes de Uvalde se han enfrentado a fuertes críticas por la demora en reaccionar.
Reyes dijo que se sintió abandonado por la policía: "No hay excusa para sus acciones y nunca los perdonaré".
Los calificó como "cobardes".
Durante el ataque, los niños llamaron frenéticamente al 911 para informar sobre varias víctimas de disparos. Los padres preocupados también intentaron entrar, pero la policía se los impidió.
Los investigadores dicen que los mensajes de los niños no se transmitieron a los agentes en la escena, quienes esperaban que llegara más equipo armado antes de enfrentarse al asesino que empuñaba el rifle.
Las autoridades dicen que la policía estaba "equivocada" al pensar que la situación había cambiado de un tirador activo a un sujeto atrincherado.
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