Miami.— Aunque se han reportado algunas quejas y situaciones de posible monopolio desde 2009, cuando y la promotora de eventos Live Nation se fusionaron y crearon Live Nation Entertainment, los escándalos no habían alcanzado la dimensión de 2022, con una demanda colectiva, el anuncio de una investigación en el Congreso estadounidense y tres fiscalías estatales de la Unión Americana.

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Todo comenzó con la cancelación de la venta de boletos para la gira de la cantante Taylor Swift, The Eras Tour, quien después de cinco años regresa a los escenarios y su presentación ha sido ovacionada, al grado de que 3 millones y medio de fans saturaron el sistema de compra digital de Ticketmaster hasta colapsarlo.

La empresa, presente en 35 países de cinco continentes, reaccionó al anunciar que cancelaba toda venta de boletos de Swift, al menos hasta nuevo aviso y eso es lo que ha prendido el radar de congresistas de Estados Unidos para iniciar un proceso en el que próximamente los responsables legales de Ticketmaster y su empresa matriz serán llamados a declarar en ambas cámaras.

La empresa de boletaje internacional tiene una demanda reciente, por el caso Swift, ante la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos (FTC, por sus siglas en inglés), considerada “de alto impacto” porque va más allá de lo sucedido con la artista y el sistema que colapsó.

Un grupo de fans de la cantante, denominado Legal Watch- man (Vigilante Legal,) llevaron a cabo la demanda, asesorados por varios abogados.

El grupo, que tiene cinco asesores legales, asegura que el gobierno estadounidense nunca debió permitir la fusión de Ticketmaster y Live Nation debido a que, desde entonces, domina 70% del mercado de venta de boletos para eventos en Estados Unidos y varios países donde tienen presencia y es hora de que eso termine, enviando un poderoso mensaje de que la empresa debe ser desarticulada.

Aparentemente Ticketmaster también viola una ley para discapacitados, por no señalar cuáles asientos corresponden a ese sector social. Otro problema han sido los asientos considerados VIP, que no están suficientemente bien señalados. Hubo confusiones entre los compradores, a quienes a la hora de pagar se le incrementaba el precio en varios cientos de dólares. Los fans al final tomaban la decisión de desembolsar la diferencia por temor a no encontrar otro boleto.

Taylor Swift expresó públicamente su enojo y frustración y condenó la poca seriedad y profesionalismo de quienes dirigen Ticketmaster. “No se vale poner ninguna excusa, les preguntamos varias veces [a Ticketmaster] si estaban capacitados para manejar este tipo de alta demanda y siempre aseguraron que sí”, escribió Swift en su cuenta de Instagram, quien tiene previstas 52 fechas en todo Estados Unidos, comenzando el 18 de marzo en Glendale, Arizona.

El escándalo abrió la puerta para que Ticketmaster entrara al radar del Congreso estadounidense. De ahí que precisamente varios demócratas y republicanos en la Cámara Baja pidieron a Live Nation Entertainment una explicación amplia y clara sobre lo sucedido.

Recordaron a los propietarios de esta empresa que en el Senado de Estados Unidos el panel antimonopolio, además, tiene pendiente una audiencia sobre el tema de la venta de boletos al público, acaparada por Ticketmaster, a la que tendrán que asistir en su momento y responder las preguntas del panel para deliberar qué acciones se van a tomar contra la empresa.

Las fiscalías estatales de Pennsylvania, Tennessee y Nevada abrieron investigaciones sobre el comportamiento comercial de Ticketmaster en estos estados para verificar sus acciones y confirmar que están dentro de la ley o de lo contrario tomar las acciones correspondientes. Otras fiscalías podrían iniciar averiguaciones en otros lugares.

En los últimos meses, personal de la división antimonopolios del Departamento de Justicia contactó a gente de la industria musical y de boletos, para preguntar sobre las prácticas de Live Nation, en lo que parece ser una amplia investigación sobre Ticketmaster. Live Nation señaló en un comunicado que asume “con seriedad sus responsabilidades bajo la ley antimonopolio y no se involucra en conductas que puedan justificar un litigio antimonopolios”. Según la empresa, el mercado para la promoción de conciertos y el servicio de boletos son competitivos.

Decenas de seguidores de Taylor Swift han dejado comentarios en sus redes, quejándose también de lo sucedido, pero aplaudiendo a la clase política porque “por fin van a hacer algo respecto a esta empresa [Ticketmaster], porque es un abuso y una grosería lo que hacen con el público debido a que no hay más opción que ellos”, escribió un fan.

“No puede ser que en este país [Estados Unidos] existan empresas como ésta, no lo digo por su deseo de hacer dinero, lo digo por su irresponsabilidad, debido a que no tiene competencia y entonces hace lo que quieren”, escribió otra persona: “¿dónde están las autoridades?”, cuestionó.

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Especialistas consultados coinciden en que este suceso va a cambiar la forma en que los estadounidenses compren boletos electrónicos para eventos especiales en la Unión Americana en un futuro cercano. “Ticketmaster va a tener que transformarse y quizá dividirse para romper el monopolio que hoy tiene”, dijo uno de ellos; “también es posible que traigan nuevos empresarios en esa área para que la competencia mejore el servicio y evite este tipo de situaciones”, añadió otro.

Taylor Swift hizo historia recientemente al convertirse en la primera cantante del mundo que obtuvo los 10 primeros lugares en la lista de las 100 canciones más populares que lleva a cabo el llamado Billboard Hot 100. Adicionalmente, su último disco se convirtió en el más escuchado a través de Spotify en el mismo día. El álbum se llama Midnights y es el que presentará en su gira. Esto explica en parte lo sucedido, en materia de aglomeración electrónica para la compra de boletos.