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Washington.— Para justificar los numerosos cambios en el Departamento de Seguridad Nacional (DHS, por sus siglas en inglés) —incluida la destitución de la secretaria Kirstjen Nielsen—, el presidente Donald Trump anunció hace un par de meses que quería poner al frente de su política de seguridad y migratoria a “gente dura”, y Thomas Homan (Carthage, Nueva York, 1961) responde a la descripción.
En su perfil de LinkedIn, Homan no ahorra en alabanzas sobre su personalidad: “Ejecutivo dinámico con 32 años de experiencia dirigiendo programas, gente y recursos en roles de liderazgo en el gobierno”.
Se describe como un líder que ha demostrado “éxito” en la administración de recursos, con una “habilidad excepcional” para la comunicación gracias a su “comportamiento diplomático ejemplar”. En sus propias palabras, “un líder reconocido, capaz de unir equipos hacia un enfoque con objetivos y sacando el mejor desempeño posible de las personas”.
Sin embargo, el público lo asocia con las políticas radicales de la administración Trump contra los indocumentados. Veterano policía de Nueva York y agente de la Patrulla Fronteriza, avanzó en los rangos del DHS hasta llegar a la jefatura interina del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, por sus siglas en inglés).
Su paso por ahí es recordado por un legado muy claro: en su mandato, el número de arrestos para deportación aumentaron 40% y estableció políticas para hacer detenciones por estatus migratorio en lugares antes no establecidos, como dentro de cortes judiciales.
En más de una ocasión defendió la retirada de fondos a gobiernos locales y estatales que se declararan santuario. Instó a perseguir judicialmente a las autoridades de estas entidades gubernamentales con penas que les llevaran a la cárcel.
Jubilado en junio de 2018, tras su fracasada nominación al cargo permanente de director de ICE, fichó para Fox News, donde se dedicó a alabar las políticas migratorias de Trump.
Desde su nuevo podio televisivo, el futuro zar fronterizo, respaldado por su pasado como policía, agente y alto mando en las políticas de seguridad nacional, ha defendido las medidas de la Casa Blanca, desde la separación de familias hasta la necesidad del muro con México, pasando por más agilidad en las deportaciones de indocumentados y la falsa relación entre criminalidad e inmigración.
Durante el mandato de Barack Obama, Homan era un funcionario de bajo perfil con cierta autoridad. La llegada de Trump lo elevó en exposición y voz pública, hasta convertirse en una imagen casi perfecta de todo lo que representa la política antiinmigrante del magnate.
Homan regresa al gobierno con un puesto del que se sabe poco, pero en el que podrá aplicar su visión sobre el control migratorio. Su nombramiento completa el primer trío para endurecer la política en la frontera.