Londres.— La primera ministra británica, Theresa May, confesó ayer en una entrevista concedida a BBC que abandonó Downing Street con “una mezcla de orgullo y decepción”, lo primero por “lo mucho” que ha hecho en su gobierno y lo segundo por dejar pendiente el Brexit.

May dimitió el pasado 7 de junio por su fracaso en los hasta tres intentos de convencer al Parlamento de que aprobara el acuerdo del Brexit negociado por Londres y Bruselas. El exministro de Exteriores Boris Johnson y el actual titular del Foreign Office, Jeremy Hunt, se disputan la vacante. El nombre del nuevo líder conservador y primer ministro se conocerá el 23 de julio.

La premier reconoció que se va “frustrada” por el Brexit, al revelar que no esperaba que los diputados “se atrincherarán” hasta desencadenar una crisis política.

Su error, comentó, fue creer que los diputados “estaban dispuestos a conseguir el Brexit en plazo (...) Ahora pienso que hay una gran diferencia entre el Parlamento y la gente. La gente tiene una visión más sencilla: se ha tomado una decisión y hay que acatarla. No están tan polarizados como el Parlamento”, señaló.

May contó que no se reconoce en las críticas de las que ha sido objeto por parte de sus ministros, defendiendo que era “la persona indicada” para hacer el trabajo y declarando que se siente “inmensamente orgullosa” de la labor realizada.

Sobre a quién prefiere como sucesor, se negó a decantarse por Hunt o Johnson, pero sí les deseó que cuenten con un gabinete unido.

Respondió a quienes la regañaron por demostrar emoción en su renuncia: “Si se le hubiera quebrado la voz a un primer ministro hombre, la gente hubiera dicho: ‘Cuánto patriotismo’, pero si le sucede a una mujer, dicen: ‘¿Por qué llora?’”.

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