Londres.- Platos con el rostro de Carlos III, paños de cocina y bolsitas de té conmemorativas llenan las vitrinas de los comercios situados tras el Palacio de Buckingham, listos para hacer negocio con la primera coronación de un monarca británico en 70 años.
"Hemos pedido el triple de lo habitual", dice Sardor Zok, responsable de la tienda de souvernirs Cool Britannia, que espera ver la demanda aumentar a medida que se acerque la ceremonia del sábado.
En las calles de Londres y en internet hay para todos los gustos. La tienda de delicatessen Fortnum & Mason, que abastece a la familia real, vende un té Darjeeling orgánico especial para la coronación al precio de 19,95 libras (casi 25 dólares) por 200 gramos.
"Elegimos el Darjeeling porque, por lo que sabemos, el rey Carlos lo bebe con una cucharada de miel", explica a AFP Ottilie Cunningham, una de las responsables de la marca, citando también "la pasión de su majestad por la agricultura biológica".
La empresa de cerámica Emma Bridgewater, muy popular entre los coleccionistas de eventos reales, tiene una rica selección de vajillas para la ocasión. De 12 a 28 libras (de 15 a 35 dólares) por una taza de té o de café.
Todas las piezas están decoradas a mano, afirma el fabricante, añadiendo que las ventas empezaron con buen pie y se espera que sean mejores que las del jubileo de platino de la reina Isabel II, celebrado el año pasado.
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Con motivo de la coronación también se venderán unos seis millones de monedas y medallas acuñadas para la ocasión, así como bisutería, banderines y unas 10 mil teteras por valor de millones de libras, según previsiones de la consultora especializada Centre for Retail Research (CRR).
La crisis por el coste de la vida pasa de repente a un segundo plano: visitantes y británicos gastarán más de 245 millones de libras (más de 305 millones de dólares) sólo en recuerdos, y más de mil 400 millones de libras si se incluyen los ingresos del turismo y las celebraciones en torno a la coronación, según CRR.
"Muchos de quienes compren souvenirs pertenecerán a la población de más edad (...) menos afectada por la crisis del coste de la vida", dice Joshua Bamfield, director de CRR.
En las tiendas de recuerdos situadas detrás del palacio, los clientes ojean un surtido variopinto, dispuestos a gastarse "entre 15 y 20 libras", según Ismayil Vadakkethil, gerente de uno de esos comercios.
Hay paños de cocina y guantes protectores con el escudo real, servilletas de papel con la bandera británica y camisetas donde se lee "monarquía para siempre".
"Mi madre es una monárquica fanática, tiene todo tipo de objetos reales en una vitrina", explica Julie Whitehead, una australiana de 63 años. "Voy a llevarle (recuerdos) del rey Carlos, porque su vitrina está llena de cosas de la reina Isabel", agrega.
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Pero si los objetos de Carlos III se venden bien, también lo hacen los recuerdos con la efigie de la difunta monarca, que sigue siendo muy popular.
"Prefiero a la reina", afirma Amélie Zerr, una turista francesa de 40 años que dice buscar un "recuerdo pequeño y kitsch" y no logra decidirse entre una taza o unos posavasos.
Desde hace algún tiempo, los clientes han cambiado un poco, señala Vadakkethil. "Ya no son sólo turistas, sino gente que trabaja al lado (...) londinenses que entran en la tienda sólo para comprar los artículos de la coronación".
Para los británicos "es un acontecimiento importante", ya que muchos verán una coronación por primera vez, considera Bamfield.
Y agrega: "comprarán cosas para recordarlo, forma parte de la psique británica".