San José. – Ecuador avanzó ayer y anteayer en las estaciones de un itinerario criminal.

El viaje registró una primera parada con la incursión de los del narcotráfico, siguió por la de afianzar pactos con las contrapartes ecuatorianas y llegó a la de marcar rutas para pasar cocaína de Colombia a Ecuador. El trayecto continuó con la escala de crear bases para enviar la droga por mar a Centroamérica, México, Estados Unidos y Europa, avanzó a la toma de cárceles y se extendió a la de la violencia con asesinatos políticos.

El estallido de dos coches-bomba —uno anteanoche y otro ayer en la madrugada— en Quito confirmó el “bautismo de fuego” de Ecuador, afianzado como plataforma mundial del contrabando de cocaína en un negocio que creció rápidamente con la expansión de nexos de cadenas delincuenciales de América Latina y el Caribe con mafias como la ‘Ndrangheta, la más poderosa de Italia, o las de Albania, Serbia y otros países de los Balcanes.

Ecuador ya pintó su decorado criminal. Ante el hondo temor de mayor descomposición sociopolítica e institucional, el país empezó a escalar hacia los violentos escenarios en espiral de atentados terroristas, magnicidios y otros hechos políticos recorridos por Colombia, México o Guatemala desde 1980 y ejecutados por redes mafiosas y narcotraficantes en su enfrentamiento o complicidad con las fuerzas estatales.

Leer también:

La detonación de ambos vehículos ocurrió en un contexto sensible, ya que la primera vuelta de las elecciones presidenciales se realizó el 20 de agosto anterior con el drama por el asesinato en un ataque a balazos de sicarios colombianos, el 9 de ese mes en Quito, del candidato presidencial opositor Fernando Villavicencio, del Movimiento Construye. Al menos otros 10 asesinatos políticos ocurrieron antes de esa cita en las urnas.

Las explosiones marcaron la segunda y definitiva ronda de los comicios del 15 de octubre próximo, que será dirimida entre la abogada ecuatoriana Luisa González, del opositor e izquierdista Movimiento Revolución Ciudadana, y el empresario Daniel Noboa, de la derechista y opositora Alianza Democrática Nacional).

“Los últimos estallidos (de coches) bomba son efectivamente una muestra de la escalada de la violencia e inseguridad”, afirmó el politólogo ecuatoriano Sebastián Mantilla, director ejecutivo del (no estatal) Centro Latinoamericano de Estudios Políticos (CELAEP), de Ecuador.

“Todo esto se da por la debilidad del gobierno del (centroderechista) presidente Guillermo Lasso y su desacierto en el manejo de la seguridad en el país. La corrupción y el dinero del crimen y narcotráfico han permeado a instituciones claves como la justicia. Solo así se explica que vivamos en una impunidad generalizada”, dijo Mantilla a EL UNIVERSAL.

Al citar al secretario de Seguridad de Ecuador, Wagner Bravo, Mantilla explicó que “parecería que las detonaciones registradas en Quito estarían ligadas a las intervenciones que se realiza el gobierno en las cárceles”.

Mantilla coincidió con Bravo en que los jefes de las bandas criminales “quieren de una u otra forma amedrentar al Estado para evitar que siga cumpliendo” con las tareas de las fuerzas armadas y policiales “en controlar los centros penitenciarios”.

“Pero hay que señalar que todavía en Ecuador varios centros carcelarios están controlados por completo por estos grupos criminales. Incluso tienen las llaves de entrada a ciertos pabellones donde ni policías ni militares pueden acceder”, advirtió.

Ayer mismo se registraba un motín en una cárcel de la ciudad de Cuenca, donde presos mantenían retenidos a 57 policías y guardias. El motín comenzó como una protesta por la intervención de la cárcel de Latacunga.

La sociedad ecuatoriana fue conmocionada con un primer estallido anteanoche de un coche-bomba aproximadamente a las 20:00 horas locales (19:00 en el centro de México) frente al Ministerio de la Mujer, en la capital. El segundo se produjo unas cinco horas después en las inmediaciones del local de una dependencia penitenciaria no carcelaria.

El gobierno de Ecuador confirmó que los dos actos reflejaron el malestar de sectores de la población penal ecuatoriana, porque se ordenó el cambio de prisión de algunos reclusos y la intervención de tropas militares y policiales en centros carcelarios.

Por ambos hechos en Quito, que solo provocaron daños materiales, hay 10 detenidos, confirmaron fuentes oficiales. Explosiones similares ocurrieron en agosto anterior en otras ciudades ecuatorianas, pero esta fue la primera vez que golpean a la capital, en zonas de intenso movimiento humano y económico y en un conflicto que siguió desbordando a Lasso y su capacidad de respuesta.

Otros dos coches-bomba explotaron la medianoche del miércoles en la provincia fronteriza de El oro.

El gobierno de la noroccidental provincia (estado) de Esmeraldas, en el litoral del Océano Pacífico y clave del corredor marítimo de narcotráfico a México y EU, confirmó anteayer que en la madrugada de ese día sufrió “un atentado terrorista” en un “nuevo hecho de violencia” que causó “cuantiosas pérdidas económicas” y destruyó vehículos y maquinaria.

El ataque habría sido con explosivos. En otro atentado en la segunda quincena de agosto pasado contra ese gobierno regional, un guardia murió calcinado en una garita de un local de maquinarias y otro resultó herido.

Ecuador se hundió en el siglo XXI en su más agudo conflicto de inseguridad e infiltración criminal de su historia, en un progresivo desgaste desde inicios de la década de 2010 que se profundizó hace unos seis años y, sin control, a partir de 2020 para agravarse en 2021 y 2022.

Los cárteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación (CJNG), que están entre los más poderosos y peligrosos de México, se establecieron con fuerza en Ecuador como una expansión de su temible presencia en Colombia, principal productor mundial de cocaína.

Leer también:

Ambos cárteles alentaron el incendio criminal ecuatoriano para transformar a ese país en puente de salida del contrabando internacional de cocaína producida en Colombia y en menor cantidad en Perú por mar, tierra y aire a Centroamérica, México, Estados Unidos, Europa, Asia, África y Oceanía.

Fuentes policiales y militares de Ecuador confirmaron que las más importantes contrapartes organizaciones de los dos cárteles mexicanos son “Los Tiguerones” y “Los Lobos”, con CJNG, y “Los Choneros”, con Sinaloa.

Suscríbete aquí para recibir directo en tu correo nuestras newsletters sobre noticias del día, opinión, y muchas opciones más.

Comentarios