El brasileño Leonardo Boff , —exsacerdote franciscano, cofundador de la teología de la liberación y referente histórico de los movimientos subversivos y populares de la izquierda de América Latina y el Caribe en los últimos 30 años del siglo XX—, denunció que el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega , imitó “las prácticas” represivas de la dictadura somocista, que gobernó a ese país de 1934 a 1979.
En una carta al (no estatal) Centro Nicaragüense de Derechos Humanos ( CENID ) y en su condición de presidente de honor del (no gubernamental) Centro de Defensa de los Derechos Humanos de Petrópolis , en el centro oriental estado brasileño de Río de Janeiro, Boff acusó que Ortega “está persiguiendo, secuestrando y asesinando a sus propios compatriotas”.
“Estoy perplejo por el hecho de que un gobierno que condujo la liberación de Nicaragua pueda imitar las prácticas del antiguo dictador ”, afirmó, en referencia a que Ortega, en su puesto de comandante del ahora gobernante y ex guerrillero Frente Sandinista de Liberación Nacional ( FSLN ), dirigió parte de la insurrección armada de la década de 1970 que concluyó en 1979 con el derrocamiento del dictador Anastasio Somoza Debayle (1925—1980).
“El poder existe no para imponerse a su pueblo, sino para servirlo en justicia y en paz”, advirtió Boff.
“Repito las palabras del Papa Juan Pablo II : no hay guerra santa, ni guerra justa, ni guerra humanitaria, porque toda guerra mata y ofende a Dios. Lo mismo vale para quien comanda semejantes prácticas contra su pueblo”, recalcó.
“Nicaragua necesita del diálogo, pero antes de todo necesita que las fuerzas represivas cesen de matar, especialmente a jóvenes. Esto es inaceptable. Nicaragua necesita paz y de nuevo paz”, insistió.
Nacido como Genésio Darci Boff en diciembre de 1938—tiene 74 años—y con el Leonardo como sobrenombre, Boff co—fundó la teología de la liberación con el sacerdote peruano Gustavo Gutiérrez en un proceso de finales de la década de 1960 y a principios de la de 1970.
La teología estableció la opción prioritaria religiosa a favor de los pobres, por lo que se convirtió en bastión y emblema político de los movimientos guerrilleros izquierdistas que emergieron en distintos países de América Latina y el Caribe en especial en la segunda mitad del siglo XX.
La Congregación para la Doctrina de la Fe, institución clave del Vaticano que de 1981 a 2005 estuvo bajo el mando del cardenal alemán Joseph Ratzinger, luego papa Benedicto XVI y hoy papa emérito tras su renuncia en febrero de 2013, sometió a Boff en 1984 a un proceso por las tesis expuestas en uno de sus libros y en 1985 le condenó a un año de silencio, por lo que debió suspender todas sus tareas editoriales y académicas religiosas.
En 1992, Roma le volvió a acosar en medio de sus gestiones por la defensa de la naturaleza, por lo que finalmente decidió salirse de la orden franciscana, a la que ingresó en 1959 en Brasil, y colgar sus hábitos.
Contraste. Las denuncias del teólogo sobre la situación en Nicaragua se convirtieron en un fuerte cuestionamiento a Ortega, cuyos gobiernos, como presidente desde 2007 en tres quinquenios consecutivos que deberían concluir en 2022, proclamaron defender a los sectores más pobres de ese país.
La posición de Boff contrastó con la asumida por los partidos y organizaciones comunistas, socialistas e izquierdistas de América que, aglutinados en el Foro de Sao Paulo, se reunieron la semana anterior en Cuba, emitieron una declaración de apoyo a Ortega y rechazaron “de forma enérgica la política intervencionista” de EU en Nicaragua .
La crisis en Nicaragua estalló el 18 de abril de este año por el rechazo masivo a una reforma a la seguridad social, en un movimiento que derivó hacia exigencias democráticas y generó intensos y prolongados reclamos para demandar la renuncia de Ortega y de su esposa, la vicepresidenta Rosario Murillo , el adelanto de las elecciones presidenciales y una serie de cambios institucionales.
En entrevistas esta semana con las cadenas Fox, red privada de Estados Unidos, y Telesur, canal interestatal con sede en Venezuela que defiende las posiciones de gobiernos izquierdistas latinoamericanos y caribeños, Ortega rechazó las acusaciones de represión, se negó a anticipar los comicios y reiteró que su gobierno es víctima de una conspiración imperialista de Washington en alianza con sectores derechistas nicaragüenses.
Las protestas han dejado más de 300 muertos, según organismos independientes de derechos humanos que, como la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), instancia autónoma de la Organización de Estados Americanos ( OEA ), insistieron en que el gobierno de Ortega es culpable de la sangrienta y mortal crisis porque ordenó una represión generalizada en contra de las manifestaciones antigubernamentales. El gobierno de Ortega cifró el número de muertos en menos de 60.
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