Butler, Pennsylvania.- Una serie de disparos hizo que miles de seguidores de Donald Trump se agacharan a buscar refugio en pleno mitin, mientras el servicio secreto se apresuraba a proteger al hombre por el que habían esperado horas bajo el sol para ver.
Un atril con el nombre del expresidente quedó medio caído y la multitud gritó cuando los agentes ayudaron al republicano de 78 años a ponerse de pie después de irrumpir en el escenario.
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Los aplausos y los vítores se extendieron por el recinto ferial rural de Butler, en Pensilvania, mientras Trump, claramente aturdido, agitaba el puño y saludaba a la atónita muchedumbre en tanto su equipo de seguridad lo llevaba prácticamente en volandas escaleras abajo hasta el todoterreno blindado que le esperaba.
Los agentes señalaron a la comitiva que le esperaba, mientras un agente con casco antibalas y un rifle en mano recorría la multitud a los pies de Trump.
Los presentes coreaban "¡USA, USA!". "¡No te derribarán!", gritó un seguidor mientras los guardias de Trump formaban una cadena humana para proteger al republicano, que blandió su puño en alto incluso cuando lo introducían en el vehículo.
Erin Autenreith dijo que estaba "sentada en la primera fila, justo delante de Trump". "Estaba muy emocionada. Sólo le miraba. Entonces oí unos estallidos. Sonaba como el 4 de julio, pop, pop, pop", dijo esta mujer de 66 años de Glenshaw, Pensilvania.
"Pero cuando todos saltaron al escenario, lo rodearon y lo bajaron, fue entonces cuando nos dimos cuenta de que debía haber sido realmente un disparo".
"Luego llegó más gente y despejaron la zona", añadió Autenreith, que asistía a su sexto mitin de Trump y había sido voluntaria en la concentración durante todo el día.
"Entonces estaban hablando entre ellos. 'Izquierda despejada. Derecha despejada'. Entonces le levantaron. Y él dijo: 'Tengo que ponerme los zapatos'".
Ella dijo que esas palabras -que fueron captadas por el micrófono de Trump y audibles en las imágenes del incidente- fueron las primeras que él pronunció.
"Y vi en su mejilla, en el lado derecho, porque venía recto, vi un poco de sangre", dijo Autenreith.
"Se giró y pude verlo desde la oreja. Y luego levantó el brazo levantando el puño", añadió.
Trump dijo en un mensaje en su plataforma de Truth Social más tarde que le "dispararon con una bala que perforó la parte superior de mi oreja derecha".
A medida de que lo sucedido iba calando, los ánimos se caldeaban entre los concurrentes. Algunos partidarios de Trump insultaron a los medios de comunicación, situados en el centro del recinto ferial.
"Esto es lo que querían, ¿no?", espetó un hombre que no quiso dar su nombre. Decenas de personas hicieron gestos vulgares hacia la esquina del recinto ferial de donde parecían proceder los disparos.
El tirador estaba "fuera del recinto", dijo el fiscal del distrito del condado de Butler, Richard Goldinger.
"Vamos, gente. Vamos", gritó un agente del servicio secreto mientras el personal de la organización trataba de evacuar a los miles de asistentes al mitin.
"Esta es una escena de un crimen activo", dijo otro, mientras un helicóptero de la policía sobrevolaba el lugar y un gran camión de la policía con la inscripción "Explosivos" se abría paso entre la masa de gente.
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Otros de los asistentes reprocharon a los organizadores la aparente falta de seguridad. "Bonita forma de organizar un perímetro", gritó una mujer al marcharse.
Otra mujer, que había visto cómo se desarrollaba el caos en el escenario, sollozaba desconsoladamente y preguntaba por la situación de Trump.
Un grupo se arrodilló y rezó cerca del fondo del campo.
"Cuando lo levantaron, me dio la impresión de que querían sacarlo a toda prisa del escenario y él quería quedarse allí y levantar el puño al mundo", dijo el comerciante Blake Marnell, de 59 años, que estaba en la fila delantera.
Cuando se volvió hacia el podio, dijo, Trump estaba "cubierto" por el servicio secreto.
"No podía verle (...) pero me di cuenta de que estaban sobre él".
"Vi sangre por encima de su oreja derecha. No está claro (...) no puedo decir de dónde vino".
"Es un día increíblemente triste", añadió Marnell, de San Diego (California), visiblemente conmocionado.
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