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Madrid.— Miles de ucranianos que residen en España albergan una mezcla de aflicción, impotencia y rabia por la dramática situación que vive su país tras la invasión de Rusia.
Muchos se sienten frustrados ante la imposibilidad de ayudar a sus familiares que permanecen en Ucrania y otros aseguran que si tuvieran la oportunidad regresarían para empuñar un fusil y defender su patria. También lamentan que la comunidad internacional no se haya involucrado mucho antes para evitar una guerra anunciada.
EL UNIVERSAL estuvo presente en las protestas que los ucranianos llevan a cabo en la embajada de Rusia en Madrid y recabó varios testimonios. Acordonados por la policía española, los inconformes ondeaban banderas azules y amarillas y hacían sonar a todo volumen el himno de Ucrania, mientras lanzaban gritos reprobatorios contra el presidente Vladimir Putin y demandaban independencia y libertad.
“Tengo allá a mis padres y a mis tíos y hablo continuamente con ellos por teléfono o videoconferencia. A mi primo recién le reclutaron. Se presentaron en su casa y se lo llevaron a la guerra. Mis padres están preparados para lo peor, pensando en esconderse en un lugar seguro por si el ejército ruso entra a los pueblos. Estamos muy asustados y preocupados, rezando todos los días para que se acabe pronto y que Europa nos ayude a solucionarlo”, señala Nina, luego de reconocer que hay muchos prorrusos en Ucrania, pero no todos quieren la guerra.
“Queremos que el mundo nos haga caso, que nos escuche. Estamos pidiendo ayuda para nuestros militares y para toda Ucrania. Mis amigos me envían mensajes de lo que está ocurriendo y es algo horrible. Toda mi familia está en Kiev y mantengo contacto permanente con ellos. Están más animados que nosotros, porque saben que vamos a ganar y confían en nuestros militares. No hemos atacado a nadie y esto es algo que no puede suceder en pleno siglo XXI”, indica por su parte Sofia.
“Queremos dar voz a lo que está sucediendo en Ucrania, porque estamos básicamente solos, impotentes, enfrentándonos a uno de los países más poderosos de la tierra. Nadie quiere entrar al conflicto contra Rusia, como nadie reaccionó frente a la Alemania nazi cuando invadió Polonia en la II Guerra Mundial. Lo único que puede hacer mi familia es estar en casa o esconderse, aunque yo les hago llegar toda la información de la que dispongo. No pedimos que nadie intervenga; sólo que nos den más armas para defendernos. Yo estoy dispuesto a volver para luchar en Ucrania. Mi región, Jersón, cercana a Crimea, es una de las más castigadas, y ya he perdido a un primo y a varios compañeros de clase en esta guerra que dura ya ocho años”, relata Sergio.
“Tenemos a un vecino asesino y agresor. Estamos tristes y desamparados. El futuro es muy preocupante, porque están bombardeando todo el territorio ucraniano. Los días son malos, pero las noches son de pesadilla. Ahora la comunidad internacional está reaccionando contra Rusia. Pero esto no ha empezado ayer, es algo que viene pasando desde la invasión y anexión de la península de Crimea (2014). Ahora ya es demasiado tarde, aunque agradecemos a Europa y Estados Unidos lo que están haciendo”, concluye Petrov.
En España residen más de 110 mil ucranianos que llegaron al país ibérico como migrantes o refugiados.